martes, 7 de agosto de 2012

Capítulo 7 ~3º día~

 Waaaa >o<!!! Por fin terminé este cap! Pero antes os dejo un regalito *_____* Es un dibujito para todas las que leeis mis fics!! Gracias!!!!


*__________________________________* OMG CHICAS OS AMO!!! *_* espero que os guste!!!
Dibujo

Más pequeñito ^-^ por si alguien lo quiere poner en algun sitio u///u

Cuando desperté tenía unas ojeras horribles. Lo poco que había dormido me había sentado fatal. Castiel no había regresado en toda la noche y, seguramente, no lo haría.
Me incorporé con dificultad, sentía como si tuviese una taladradora en la cabeza. La habitación estaba muy silenciosa. El silencio debía estar riéndose de mi patética apariencia. No quería salir de allí, quería enterrarme bajo las sabanas y no despertar. Pero el sol se asomaba impetuosamente por las pequeñas uniones de las cortinas. Nunca había odiado tanto el amanecer.

Apartando las sabanas a un lado me levanté de la cama. En cualquier otro momento me hubiese horrorizado ir desnudo por ahí (aunque estuviese solo). No obstante, mis ganas en ese momento de buscar la ropa eran escasas; seguramente estarían tiradas por el suelo. Creo que pisé mis pantalones cuando me dirigí al baño.
Frente al espejo pude ver las pequeñas marcas rojas que recorrían mi cuerpo. Pasé mis dedos sobre ellas, acariciándolas, sintiendo aun sus labios en mi piel. Necesitaba un baño.
Que tentador me parecía ahogarme en la bañera. Total, ¿qué más daba? No es como si alguien me fuera a echar de menos. Una sonrisa nostálgica se dibujo en mi rostro cuando pensé aquello. Después de todo nunca nadie se había preocupado por mí.

“Nadie hasta que llegó Castiel”

Zambullí de golpe mi cabeza en el agua y traté de despejarme.
“Joder, la he cagado.” No quería perderlo, tenía que hablar con él aunque no quisiese escucharme.

Antes de salir recogí todas mis cosas. Así no tendría que volver a esa dichosa habitación. Fui al ascensor y , mientras esperaba, vi como Lysandro salía de su cuarto. Venía hacia mí.
“¿Habrá ido Castiel a su habitación?”
Quise preguntárselo, saber como estaba, pero las palabras se clavaron como espinas en mi garganta.

-Nathaniel – no pude mirarle a los ojos cuando dijo mi nombre - ¿Podría ir a tu habitación a por las cosas de Castiel? – Perfecto, ahora el pelirrojo no quería ni verme la cara.
- Sí, claro. Es más toma la llave, yo no voy a volver. Puede venir él si quiere – tendí la mano y le ofrecí la tarjeta. Me reí de mi propia estupidez. ¿Qué era, una niña de primaria a punto de llorar? Tenía que contenerme.

- Gracias – tomó las llaves y me dedicó una de sus enigmáticas sonrisas – Por cierto, no estoy seguro de que deba meterme en esto, pero creo que estabais muy bien juntos. Incluso aunque ahora las cosas se vean negras, no hay nada que no se pueda arreglar. – creo que aquella fue la primera vez que Lysandro había hablado conmigo tanto tiempo. De alguna manera, me animó una poco.
Me despedí de él y entre en el ascensor. ¿Estaba llorando? Me rocé con las yemas de mis dedos la mejilla. Una pequeña lágrima resbalaba por ella. Respiré hondo. No podía mostrar debilidad, no podía verme así. Eso era lo que mi padre durante muchos años me había inculcado. Otra cosa es que fuese acertado.

Con todo lo que había pasado mi apetito se había esfumado. Después de una noche sin dormir no creo que un café fuese lo más conveniente. Me senté en uno de los sillones de la recepción y esperé a que el tiempo se apiadase de mí y fuese más rápido. Por supuesto, no fue así. Cuando miré el reloj para ver cuánto tiempo llevaba allí, tan solo habían pasado diez minutos.
-¡Nath! ¿Qué haces aquí? – Nacu apareció por mi espalda asomando la cabeza sobre el respaldo hasta ponerla frente a la mía. Si no hubiese sido porque ella tiene buenos reflejos nos hubiésemos chocado cuando me incorporé sorprendido. – Tienes los ojos rojos…
Obviamente se tenía que dar cuanta. Ojos enrojecidos, labios ligeramente hinchados, ojeras enormes… Tenía una cara para regalarla.
-Lo siento, Nacu, hoy no me apetece mucho… Nada. Me quedaré aquí, quiero estar solo. – volví a sentarme en el sillón y apoyé la cabeza sobre el respaldo.
-Y una mierda. Tú te vienes conmigo y con Lysandro. Necesitas una buena ración de libros, seguro que una librería te despejas. – empezó a jalar de mi brazo intentando que me levantara. Entre que yo no tenías fuerzas para nada y que esta chiquilla a veces parecía más fuerte que Popeye, terminó consiguiéndolo en poco tiempo.
-¿Y Sunset? – pregunté. Aunque no debería haberlo hecho…
-Se ha ido a seguir a Castiel que… - debió notar en mi rostro la más absoluta miseria cuando pronunció su nombre - … da igual.

Todo el ánimo que había conseguido hablado con el albino se había esfumado. De nuevo entraron ganas de morirme; con suerte me aplastaba una estantería en la biblioteca.

-o-

A pesar de mis quejas, Nacu consiguió arrastrarme con ellos. Me sentía totalmente fuera de lugar. Llegue a pensar que les había jodido una cita pero, no sé, por muy bien que se llevasen, no los veía juntos. Además, me pareció oírle a ella decir: “A mí me parece que estáis bien juntos” o algo así. Lysandro con pareja... eso era igual de extraño.
Caminamos en silencio, sin decir palabra. Yo no tenía ganas y ellos no eran muy habladores. Ni siquiera cuando nos perdimos (que fueron muchas, es lo que tiene ir con dos “orientación nula”) dije nada.

Cuando llegamos a la biblioteca los tres nos quedamos sorprendidos, como si ante nuestros ojos se hallase un tesoro pirata.
Montones de estanterías plagadas de libros adornaban las paredes. La estancia parecía un teatro que habían modificado para convertirlo en una “casa del libro”. Era impresionante. En el fondo, sobre el escenario, se encontraba toda la literatura clásica. Era una forma de darle importancia.

Cada uno tomamos nuestro propio camino. Lysandro se fue a la poesía y a los libros en versión original. Nacu era más cambiante, pero los mitos griegos, el arte y la novela de misterio y sobrenatural eran sus favoritos. Yo, para variar, me fui a las novelas policiacas.
Cogí unos de los libros de Donna Leon que aún no había leído y me fui a un sofá que había justo en medio de la sección. Al menos podría alejarme del mundo sensible un rato.

-o-

- ¡Hey! Como sigas así, guapo, te comes el libro – desperté de mi trancé y me salí totalmente de la trama.
- Ah, Nacu. ¿Qué pasa? – pregunté frotándome los ojos. No me había dado cuenta, ya llevaba dos tercios del libro. El tiempo esta vez sí quiso estar de mi lado.
-¿Ya estás más tranquilo? – se sentó junto a mí y me dedicó una sonrisa. Estaba preocupada. Y se merecía una explicación… ¿No?
-¿Qué? – sinceramente, aunque se la mereciese, no me veía con el valor de dársela.
-No, de “¿qué?” nada. Ya estás abriendo esa boquita y contándomelo todo. – su sonrisa se convirtió en una mirada asesina - ¿Sabes? A veces necesitamos desahogarnos. – relajó el rostro y lo apoyó sobre el respaldo, aún mirándome - Es sobre Castiel, ¿verdad?
- Si –respondí, tajante.

No sabía cómo empezar. Nunca le había contado mis problemas a nadie y, por una vez, sentí que podía hacerlo. Más bien, como decía ella, lo necesitaba.
-A ver, dando por hecho que sabrás más de la mitad de las cosas que han pasado entre nosotros – hice una breve pausa y la miré. Ella asintió con una sonrisa sospechosa. Bien, seguro que lo sabía todo. – Lo primero es que vine a la excursión porque necesitaba aclararme. Habían ocurrido muchas cosas y quería tenerlo todo claro. Pero Castiel “cayó” en mi habitación y mi jornada de reflexión se fue al carajo. Después de conseguir evitarlo milagrosamente el viernes, el sábado nos perdimos por el museo. ¿Podría llamar a aquello cita? Puede, la cosa es que estábamos bastante bien. No quería que nada saliese mal pero… A la noche, cuando nos fuimos a la habitación el ambiente fue… cambiando. Me deje llevar por él al principio pero… Al final no pude...

Dejé caer la cabeza sobre mis manos. El maldito sentimiento de culpa no dejaba de torturarme. Acto seguido miré a Nacu. Estaba dubitativa, pensando lo que iba a decir o como lo iba a hacer.
- Esto, Nathaniel *ejem*Tú eras virgen. ¿Verdad? – se enrojeció un poco cuando me dijo aquello. Podría decir que estaba... ¿Mona? Si se lo decía me clavaba la katana seguro. – A ver, mira. Me imagino que entre que Castiel es un salido y un poco bestia y que tú eres bastante tímido….¡Mierda! Da igual, no creo que se enfadase por eso. A ver, ¿le dijiste algo? Ten en cuanta que en pelirrojo es muy susceptible. Parece que está con la regla siempre.
- Si le gritas a alguien: “¡No!¡No te acerques!” y lo empujas, ¿cómo lo interpretas? – pregunté mordiéndome el labio.
- Como que lo estás rechazando, completamente. – su respuesta fue seca, directa. Sus ojos me estaban echando la bronca sin de necesidad de palabras.
-Perfecto…. ¡Joder! – dije mientras golpeaba mi cabeza contra el respaldo – Si tan solo pudiera explicarle las cosas… ¡Pero no! El señorito no quiere ni verme la cara.
- Desde luego… Podría escribir un libro con vosotros…- Nacu suspiró, agotada. Dar consejos de pareja no parecía su fuerte - Pero Nathaniel, antes que nada tienes que tener claro lo que quieres hacer con él.
-¿Perdón? – vale, aquella pregunta me pilló con la guardia baja.
- ¿De qué forma ves a Castiel? ¿Te gusta? Es lo primero que debes tener claro – Esta vez su mirada era sincera. Ella estaba en lo cierto. ¿Qué sentía exactamente? Ni si quiera lo tenía claro.
-Yo quiero arreglar las cosas con él – al menos eso sí era seguro.
-Interpretaré eso cono un sí – Nacu me miró, comprensiva. En aquel momento odiaba mi orgullo. ¿Ni siquiera era capaz de reconocer mis propios sentimientos?
- Pero no sé qué hacer – dije, esperando que me diese una solución.
-¿En serio? ¿No se te ocurre nada? Estoy segura de que si te plantas en su casa desnudo con un lacito en la cabeza y un cartelito que ponga “tómame” se le olvida todo. – comenzó a reírse de su propio comentario. Yo por el contrario puse cara de pocos amigos.
- ¡Nacu! – Lo peor es que [b]eso[/b] realmente funcionaría.
- Qué vas a hacer; pues hablar con él y explicarle las cosas. Y de camino decirle que a ver si no interpreta las cosas como le sale de los cojones ,sin razonar un segundo, y que deje de estar tan salido. – Bien, Nacu modo profe “[b]on[/b]”. En serio, me sentía como en primaria cuando me reñían.
- Creo que empezaré disculpándome – concluí sin hacer mucho caso a lo que me había dicho.
- Perfecto. Ahora le diré a Lysandro que hemos hablado y aclarado un poco las cosas. Estaba bastante preocupado, ¿sabes? – dijo mientras señalaba tras mi espalda – Claro que él no se iba a meter.

En ese momento me giré y pude verlo sentado en uno de los sillones de la sección de poesía. Tenía al lado una pequeña mesita plagada de libros. “¿Se los estaría leyendo?”. No me hubiese sorprendido nada, estaba absorto en su mundo, como si lo demás no existiese. (Sólo le faltaba el té al lado). Yo nunca habría sido capaz de saber lo que estaba pensando, de hecho muchas veces me parecía casi insensible. Como siempre, me equivocaba.
-Gracias, siento haberos preocupado. – concluí. Ciertamente me había relajado un poco.
-Qué mono… ¿Me dejarías ponerte orejitas de gatito? - gritó emocionada. Lo peligroso es que lo decía en serio.
-¿Eh? ¡No! ¿De dónde te sacas esas ocurrencias? – Su salud mental me preocupaba…

Continuamos charlando un rato y comentando los libros que habíamos estado leyendo. Criticamos algunas interpretaciones cinematográficas que mutilan las historias y la manía de los cines de no ofrecer la versión original. Sin darnos cuenta, el tiempo volvió a correr demasiado deprisa.
-Chicos, deberíamos irnos ya – Lysandro aparecía como una sombra, sin hacer el menor ruido. Llevaba aún unos libros bajo el brazo.
-Tienes razón, vamos a pagar y nos vamos – respondió Nacu mientras cogía una pila de libros que tenía junto a ella.
Al parecer la libraría tenía algunas ofertas, pero como no llevaba dinero, no pude compararme ninguno. Nacu me indicó que los esperase fuera. Supuse que quería hablar con Lysandro de todo lo ocurrido.
No tardaron apenas unos minutos en salir. Sí que debían ser rápidas sus conversaciones…

-Toma – Nacu extendió su mano y me ofreció una bolsa de la librería – De parte de los dos. No lo habías terminado, ¿verdad?
Me quedé de piedra. Cuando miré dentro de la bolsa vi el libro que había estado leyendo. Me lo habían regalado…. No sabía qué, hacer si reírme, abrazarlos o dar simplemente las gracias.
-No sé que decir – no me lo podía creer. Por la cara me habían comprado el libro. A penas los conocía… Bueno, a Nacu un poco sí. ¿Pero Lysandro?
-Esa cara es más que suficiente - Lysandro empezó a reírse disimuladamente. Al final los tres acabamos riendo.
-Gracias, de verdad – les dediqué la sonrisa y abracé el libro con mis brazos. No había nada que me alegrase más que tener un libro nuevo.
- Awww, qué mono. Cada vez quiero vestirte más de gatito, Nathaniel – a Nacu le empezaron a brillar los ojos de repente. Parecía que iba a saltarme encima y a obligarme a ponerme un disfraz en cualquier momento. Tuve miedo…
- Creo que Leigh vende orejitas de gato – intervino Lysandro con indiferencia.
-¡Pero no la animes! – Lo que me faltaba, el albino consintiéndola.
Nota mental: No ir de compras con ellos.

-o-

El resto del día no pasó nada interesante. Intenté hablar con Castiel, pero cuando llegué al autobús, él estaba sentado con su guitarra; dormido y con los cascos puestos. No me atreví a decirle nada. Me senté junto a Lysandro y volví a hundirme en la mierda. Intentaron animarme de nuevo, pero era difícil teniéndolo tan cerca.
Ya sólo me quedaba esperar al lunes, igual en el instituto las cosas irían mejor.

5 comentarios:

Gemma de la Casa Lannister dijo...

Jum, pobrecito Nathy, siendo un zombie toda la mañana por un pelirrojo malo malote muy salido, me da penica :'(
Nacu... ¿Sabes que vas a morir? ¬¬ ¡¡Yo quería saber a dónde había ido Castiel!! Porque ahora me voy de vacaciones, que si no, te asesinaba lenta y dolorosamente, por dejar una pelea ASÍ, sin solución -.-'
Castiel le hubiese perdonado totalmente si se presenta desnudo, con un lacito y un cartelito >.< Me apuesto a que eso es lo que termina haciendo, porque está visto que con Don Pelirrojo no funciona el diálogo...
¿A qué Cast se me ha hecho el dormido en el autobús sólo para no hablar con Nath?
Castiel, te estoy vigilando ¬¬

Yuuki~ dijo...

Algún día todas te asesinaremos por dejarnos con la intriga -.- yo voto por que aparezca desnudo y con unas orejas de gato, o con un disfraz de gato LOL

Unknown dijo...

YOOOO??!! D : Pero si dejo caer donde fue Cast!!! xDD No la voy a dejar sin solución mujer xD eso te pasa por irte de vacaciones :P
Quien sabe... a lo mejor se estaba dormido Gemma XDDD (cuidado cast... te acosan... lol) xD

*miedo* que obsesión todas con el traje de gato JAJAJAJAJAJA pobre nath...

Unknown dijo...

-¡Nathaniel, no huyas, te prometo que no te voy a poner un disfraz de gato!
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo. Ahora acércate, tengo algo que te ayudará a reconciliarte con Castiel.
...
-¡Mentirosa! ¡¿Qué rayos me has puesto?!
-¡No he mentido! No es un disfraz de gato, sino de perro, ya que Castiel le tiene tirria a los gatos. ¡Venga, empieza a practicar tu ladrido kawaiioso!

Ejem, ejem, tras la tontería que acabo de soltar, sólo puedo decir... ¡Quiero más! *-*

Unknown dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA xDDD
Muy bien Owen... eso SEGURO que funcionaría xD
Nath de perrito... grrr
-Vaya Castiel que te parece Nath de perrito?
+ ... *Castel sale corriendo al baño*
- DD : Guarro!!!

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