Waaaa >o<!!! Por fin terminé este cap! Pero antes os dejo un regalito *_____* Es un dibujito para todas las que leeis mis fics!! Gracias!!!!
*__________________________________* OMG CHICAS OS AMO!!! *_* espero que os guste!!!
Cuando desperté tenía unas ojeras
horribles. Lo poco que había dormido me había sentado fatal.
Castiel no había regresado en toda la noche y, seguramente, no lo
haría.
Me incorporé con dificultad, sentía
como si tuviese una taladradora en la cabeza. La habitación estaba
muy silenciosa. El silencio debía estar riéndose de mi patética
apariencia. No quería salir de allí, quería enterrarme bajo las
sabanas y no despertar. Pero el sol se asomaba impetuosamente por las
pequeñas uniones de las cortinas. Nunca había odiado tanto el
amanecer.
Apartando las sabanas a un lado me
levanté de la cama. En cualquier otro momento me hubiese horrorizado
ir desnudo por ahí (aunque estuviese solo). No obstante, mis ganas
en ese momento de buscar la ropa eran escasas; seguramente estarían
tiradas por el suelo. Creo que pisé mis pantalones cuando me dirigí
al baño.
Frente al espejo pude ver las pequeñas
marcas rojas que recorrían mi cuerpo. Pasé mis dedos sobre ellas,
acariciándolas, sintiendo aun sus labios en mi piel. Necesitaba un
baño.
Que tentador me parecía ahogarme en la
bañera. Total, ¿qué más daba? No es como si alguien me fuera a
echar de menos. Una sonrisa nostálgica se dibujo en mi rostro cuando
pensé aquello. Después de todo nunca nadie se había preocupado por
mí.
“Nadie hasta que llegó Castiel”
Zambullí de golpe mi cabeza en el agua
y traté de despejarme.
“Joder, la he cagado.” No quería
perderlo, tenía que hablar con él aunque no quisiese escucharme.
Antes de salir recogí todas mis cosas.
Así no tendría que volver a esa dichosa habitación. Fui al
ascensor y , mientras esperaba, vi como Lysandro salía de su cuarto.
Venía hacia mí.
“¿Habrá ido Castiel a su
habitación?”
Quise preguntárselo, saber como
estaba, pero las palabras se clavaron como espinas en mi garganta.
-Nathaniel – no pude mirarle a los
ojos cuando dijo mi nombre - ¿Podría ir a tu habitación a por las
cosas de Castiel? – Perfecto, ahora el pelirrojo no quería ni
verme la cara.
- Sí, claro. Es más toma la llave, yo
no voy a volver. Puede venir él si quiere – tendí la mano y le
ofrecí la tarjeta. Me reí de mi propia estupidez. ¿Qué era, una
niña de primaria a punto de llorar? Tenía que contenerme.
- Gracias – tomó las llaves y me
dedicó una de sus enigmáticas sonrisas – Por cierto, no estoy
seguro de que deba meterme en esto, pero creo que estabais muy bien
juntos. Incluso aunque ahora las cosas se vean negras, no hay nada
que no se pueda arreglar. – creo que aquella fue la primera vez que
Lysandro había hablado conmigo tanto tiempo. De alguna manera, me
animó una poco.
Me despedí de él y entre en el
ascensor. ¿Estaba llorando? Me rocé con las yemas de mis dedos la
mejilla. Una pequeña lágrima resbalaba por ella. Respiré hondo. No
podía mostrar debilidad, no podía verme así. Eso era lo que mi
padre durante muchos años me había inculcado. Otra cosa es que
fuese acertado.
Con todo lo que había pasado mi
apetito se había esfumado. Después de una noche sin dormir no creo
que un café fuese lo más conveniente. Me senté en uno de los
sillones de la recepción y esperé a que el tiempo se apiadase de mí
y fuese más rápido. Por supuesto, no fue así. Cuando miré el
reloj para ver cuánto tiempo llevaba allí, tan solo habían pasado
diez minutos.
-¡Nath! ¿Qué haces aquí? – Nacu
apareció por mi espalda asomando la cabeza sobre el respaldo hasta
ponerla frente a la mía. Si no hubiese sido porque ella tiene buenos
reflejos nos hubiésemos chocado cuando me incorporé sorprendido. –
Tienes los ojos rojos…
Obviamente se tenía que dar cuanta.
Ojos enrojecidos, labios ligeramente hinchados, ojeras enormes…
Tenía una cara para regalarla.
-Lo siento, Nacu, hoy no me apetece
mucho… Nada. Me quedaré aquí, quiero estar solo. – volví a
sentarme en el sillón y apoyé la cabeza sobre el respaldo.
-Y una mierda. Tú te vienes conmigo y
con Lysandro. Necesitas una buena ración de libros, seguro que una
librería te despejas. – empezó a jalar de mi brazo intentando que
me levantara. Entre que yo no tenías fuerzas para nada y que esta
chiquilla a veces parecía más fuerte que Popeye, terminó
consiguiéndolo en poco tiempo.
-¿Y Sunset? – pregunté. Aunque no
debería haberlo hecho…
-Se ha ido a seguir a Castiel que… -
debió notar en mi rostro la más absoluta miseria cuando pronunció
su nombre - … da igual.
Todo el ánimo que había conseguido
hablado con el albino se había esfumado. De nuevo entraron ganas de
morirme; con suerte me aplastaba una estantería en la biblioteca.
-o-
A pesar de mis quejas, Nacu consiguió
arrastrarme con ellos. Me sentía totalmente fuera de lugar. Llegue a
pensar que les había jodido una cita pero, no sé, por muy bien que
se llevasen, no los veía juntos. Además, me pareció oírle a ella
decir: “A mí me parece que estáis bien juntos” o algo así.
Lysandro con pareja... eso era igual de extraño.
Caminamos en silencio, sin decir
palabra. Yo no tenía ganas y ellos no eran muy habladores. Ni
siquiera cuando nos perdimos (que fueron muchas, es lo que tiene ir
con dos “orientación nula”) dije nada.
Cuando llegamos a la biblioteca los
tres nos quedamos sorprendidos, como si ante nuestros ojos se hallase
un tesoro pirata.
Montones de estanterías plagadas de
libros adornaban las paredes. La estancia parecía un teatro que
habían modificado para convertirlo en una “casa del libro”. Era
impresionante. En el fondo, sobre el escenario, se encontraba toda la
literatura clásica. Era una forma de darle importancia.
Cada uno tomamos nuestro propio camino.
Lysandro se fue a la poesía y a los libros en versión original.
Nacu era más cambiante, pero los mitos griegos, el arte y la novela
de misterio y sobrenatural eran sus favoritos. Yo, para variar, me
fui a las novelas policiacas.
Cogí unos de los libros de Donna Leon
que aún no había leído y me fui a un sofá que había justo en
medio de la sección. Al menos podría alejarme del mundo sensible un
rato.
-o-
- ¡Hey! Como sigas así, guapo, te
comes el libro – desperté de mi trancé y me salí totalmente de
la trama.
- Ah, Nacu. ¿Qué pasa? – pregunté
frotándome los ojos. No me había dado cuenta, ya llevaba dos
tercios del libro. El tiempo esta vez sí quiso estar de mi lado.
-¿Ya estás más tranquilo? – se
sentó junto a mí y me dedicó una sonrisa. Estaba preocupada. Y se
merecía una explicación… ¿No?
-¿Qué? – sinceramente, aunque se la
mereciese, no me veía con el valor de dársela.
-No, de “¿qué?” nada. Ya estás
abriendo esa boquita y contándomelo todo. – su sonrisa se
convirtió en una mirada asesina - ¿Sabes? A veces necesitamos
desahogarnos. – relajó el rostro y lo apoyó sobre el respaldo,
aún mirándome - Es sobre Castiel, ¿verdad?
- Si –respondí, tajante.
No sabía cómo
empezar. Nunca le había contado mis problemas a nadie y, por una
vez, sentí que podía hacerlo. Más bien, como decía ella,
lo necesitaba.
-A ver, dando por hecho que sabrás más
de la mitad de las cosas que han pasado entre nosotros – hice una
breve pausa y la miré. Ella asintió con una sonrisa sospechosa.
Bien, seguro que lo sabía todo. – Lo primero es que vine a la
excursión porque necesitaba aclararme. Habían ocurrido muchas cosas
y quería tenerlo todo claro. Pero Castiel “cayó” en mi
habitación y mi jornada de reflexión se fue al carajo. Después de
conseguir evitarlo milagrosamente el viernes, el sábado nos perdimos
por el museo. ¿Podría llamar a aquello cita? Puede, la cosa es que
estábamos bastante bien. No quería que nada saliese mal pero… A
la noche, cuando nos fuimos a la habitación el ambiente fue…
cambiando. Me deje llevar por él al principio pero… Al final no
pude...
Dejé caer la cabeza sobre mis manos.
El maldito sentimiento de culpa no dejaba de torturarme. Acto seguido
miré a Nacu. Estaba dubitativa, pensando lo que iba a decir o como
lo iba a hacer.
- Esto, Nathaniel *ejem*Tú eras
virgen. ¿Verdad? – se enrojeció un poco cuando me dijo aquello.
Podría decir que estaba... ¿Mona? Si se lo decía me clavaba la
katana seguro. – A ver, mira. Me imagino que entre que Castiel es
un salido y un poco bestia y que tú eres bastante tímido….¡Mierda!
Da igual, no creo que se enfadase por eso. A ver, ¿le dijiste algo?
Ten en cuanta que en pelirrojo es muy susceptible. Parece que está
con la regla siempre.
- Si le gritas a
alguien: “¡No!¡No te acerques!” y lo empujas, ¿cómo lo
interpretas? – pregunté mordiéndome el labio.
- Como que lo
estás rechazando, completamente. – su respuesta fue seca, directa.
Sus ojos me estaban echando la bronca sin de necesidad de palabras.
-Perfecto….
¡Joder! – dije mientras golpeaba mi cabeza contra el respaldo –
Si tan solo pudiera explicarle las cosas… ¡Pero no! El señorito
no quiere ni verme la cara.
- Desde luego…
Podría escribir un libro con vosotros…- Nacu suspiró, agotada.
Dar consejos de pareja no parecía su fuerte - Pero Nathaniel, antes
que nada tienes que tener claro lo que quieres hacer con él.
-¿Perdón? –
vale, aquella pregunta me pilló con la guardia baja.
- ¿De qué forma
ves a Castiel? ¿Te gusta? Es lo primero que debes tener claro –
Esta vez su mirada era sincera. Ella estaba en lo cierto. ¿Qué
sentía exactamente? Ni si quiera lo tenía claro.
-Yo quiero
arreglar las cosas con él – al menos eso sí era seguro.
-Interpretaré
eso cono un sí – Nacu me miró, comprensiva. En aquel momento
odiaba mi orgullo. ¿Ni siquiera era capaz de reconocer mis propios
sentimientos?
- Pero no sé qué
hacer – dije, esperando que me diese una solución.
-¿En serio? ¿No
se te ocurre nada? Estoy segura de que si te plantas en su casa
desnudo con un lacito en la cabeza y un cartelito que ponga “tómame”
se le olvida todo. – comenzó a reírse de su propio comentario. Yo
por el contrario puse cara de pocos amigos.
- ¡Nacu! – Lo
peor es que [b]eso[/b] realmente funcionaría.
- Qué vas a
hacer; pues hablar con él y explicarle las cosas. Y de camino
decirle que a ver si no interpreta las cosas como le sale de los
cojones ,sin razonar un segundo, y que deje de estar tan salido. –
Bien, Nacu modo profe “[b]on[/b]”. En serio, me sentía como en
primaria cuando me reñían.
- Creo que
empezaré disculpándome – concluí sin hacer mucho caso a
lo que me había dicho.
- Perfecto. Ahora le diré a Lysandro
que hemos hablado y aclarado un poco las cosas. Estaba bastante
preocupado, ¿sabes? – dijo mientras señalaba tras mi espalda –
Claro que él no se iba a meter.
En ese momento me giré y pude verlo
sentado en uno de los sillones de la sección de poesía. Tenía al
lado una pequeña mesita plagada de libros. “¿Se los estaría
leyendo?”. No me hubiese sorprendido nada, estaba absorto en su
mundo, como si lo demás no existiese. (Sólo le faltaba el té al
lado). Yo nunca habría sido capaz de saber lo que estaba pensando,
de hecho muchas veces me parecía casi
insensible. Como siempre, me equivocaba.
-Gracias, siento
haberos preocupado. – concluí. Ciertamente me había relajado un
poco.
-Qué mono… ¿Me
dejarías ponerte orejitas de gatito? - gritó emocionada. Lo
peligroso es que lo decía en serio.
-¿Eh? ¡No! ¿De
dónde te sacas esas ocurrencias? – Su salud mental me
preocupaba…
Continuamos charlando un rato y
comentando los libros que habíamos estado leyendo. Criticamos
algunas interpretaciones cinematográficas que mutilan las historias
y la manía de los cines de no ofrecer la versión original. Sin
darnos cuenta, el tiempo volvió a correr demasiado deprisa.
-Chicos, deberíamos irnos ya –
Lysandro aparecía como una sombra, sin hacer el menor ruido. Llevaba
aún unos libros bajo el brazo.
-Tienes razón, vamos a pagar y nos
vamos – respondió Nacu mientras cogía una pila de libros que
tenía junto a ella.
Al parecer la libraría tenía algunas
ofertas, pero como no llevaba dinero, no pude compararme ninguno.
Nacu me indicó que los esperase fuera. Supuse que quería hablar con
Lysandro de todo lo ocurrido.
No tardaron apenas unos minutos en
salir. Sí que debían ser rápidas sus conversaciones…
-Toma – Nacu extendió su mano y me
ofreció una bolsa de la librería – De parte de los dos. No lo
habías terminado, ¿verdad?
Me quedé de piedra. Cuando miré
dentro de la bolsa vi el libro que había estado leyendo. Me lo
habían regalado…. No sabía qué, hacer si reírme, abrazarlos o
dar simplemente las gracias.
-No sé que decir – no me lo podía
creer. Por la cara me habían comprado el libro. A penas los conocía…
Bueno, a Nacu un poco sí. ¿Pero Lysandro?
-Esa cara es más que suficiente -
Lysandro empezó a reírse disimuladamente. Al final los tres
acabamos riendo.
-Gracias, de verdad – les dediqué la
sonrisa y abracé el libro con mis brazos. No había nada que me
alegrase más que tener un libro nuevo.
- Awww, qué mono. Cada vez quiero
vestirte más de gatito, Nathaniel – a Nacu le empezaron a brillar
los ojos de repente. Parecía que iba a saltarme encima y a obligarme
a ponerme un disfraz en cualquier momento. Tuve miedo…
- Creo que Leigh vende orejitas de gato
– intervino Lysandro con indiferencia.
-¡Pero no la animes! – Lo que me
faltaba, el albino consintiéndola.
Nota mental: No ir de compras con
ellos.
-o-
El resto del día no pasó nada
interesante. Intenté hablar con Castiel, pero cuando llegué al
autobús, él estaba sentado con su guitarra; dormido y con los
cascos puestos. No me atreví a decirle nada. Me senté junto a
Lysandro y volví a hundirme en la mierda. Intentaron animarme de
nuevo, pero era difícil teniéndolo tan cerca.
Ya sólo me quedaba esperar al lunes,
igual en el instituto las cosas irían mejor.
5 comentarios:
Jum, pobrecito Nathy, siendo un zombie toda la mañana por un pelirrojo malo malote muy salido, me da penica :'(
Nacu... ¿Sabes que vas a morir? ¬¬ ¡¡Yo quería saber a dónde había ido Castiel!! Porque ahora me voy de vacaciones, que si no, te asesinaba lenta y dolorosamente, por dejar una pelea ASÍ, sin solución -.-'
Castiel le hubiese perdonado totalmente si se presenta desnudo, con un lacito y un cartelito >.< Me apuesto a que eso es lo que termina haciendo, porque está visto que con Don Pelirrojo no funciona el diálogo...
¿A qué Cast se me ha hecho el dormido en el autobús sólo para no hablar con Nath?
Castiel, te estoy vigilando ¬¬
Algún día todas te asesinaremos por dejarnos con la intriga -.- yo voto por que aparezca desnudo y con unas orejas de gato, o con un disfraz de gato LOL
YOOOO??!! D : Pero si dejo caer donde fue Cast!!! xDD No la voy a dejar sin solución mujer xD eso te pasa por irte de vacaciones :P
Quien sabe... a lo mejor se estaba dormido Gemma XDDD (cuidado cast... te acosan... lol) xD
*miedo* que obsesión todas con el traje de gato JAJAJAJAJAJA pobre nath...
-¡Nathaniel, no huyas, te prometo que no te voy a poner un disfraz de gato!
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo. Ahora acércate, tengo algo que te ayudará a reconciliarte con Castiel.
...
-¡Mentirosa! ¡¿Qué rayos me has puesto?!
-¡No he mentido! No es un disfraz de gato, sino de perro, ya que Castiel le tiene tirria a los gatos. ¡Venga, empieza a practicar tu ladrido kawaiioso!
Ejem, ejem, tras la tontería que acabo de soltar, sólo puedo decir... ¡Quiero más! *-*
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA xDDD
Muy bien Owen... eso SEGURO que funcionaría xD
Nath de perrito... grrr
-Vaya Castiel que te parece Nath de perrito?
+ ... *Castel sale corriendo al baño*
- DD : Guarro!!!
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