lunes, 22 de julio de 2013

Capítulo 19 ~ Un cambio nunca viene mal ~



Brrruuuuu!! 3 semanitas no ha si tanto ¿No? :3 Además dentro de poco me tocan viajes de... pues 7 u 8 horas en tren...¡A Valencia! >///< Las usaré para escribir ; D
P.D.: os dejo abajo un par de cosillas para que le echeis un vistazito ^^

------------
Primero dimos una vuelta por el centro comercial y tras criticar todas y cada uno de los escaparates decidieron ir a la tienda de Leigh. Lo que nunca comprenderé es porque no fuimos desde el principio.
Nacu fue quien lo propuso primero, le encantaba ir allí cuando tenía un hueco libre. Era sorprendente como en apenas unos días después de que llegase a la ciudad, se había hecho tan cercana a los hermanos victorianos. Algo que la gente no consigue ni en años.
Es cierto que a veces parecía que la morena los trataba como si se tratasen de sus mascotas, pero los apreciaba muchísimo... Creo que a mí solo me trataba como una mascota.
Alexy por su parte estaba contrariado, tenía unas ganas locas de ver a su amor platónico, pero no sabía cómo enfrentarse a él después de lo ocurrido con Lysandro en la sala de estudio.
"Le daba apuro" decía "¿Y si parece Lysandro?"
Quedaban tan solo dos horas para la "cita" con Castiel.

--

Nada más llegar nos topamos con Rosalya que, por una endiablada casualidad, también iba hacia la tienda.
"Perfecto, otra loca salida más" pensé mientras me resignaba con una par de suspiros cansados.

- Vaya chicos, ¿tarde de compras? - nos saludó la albina cordialmente - ¡Qué bien! Justo ahora empieza mi turno así que podré ayudaros - que no os engañen sus palabras. Lo que esta tía quería decir era; "así os podré usar de maniquíes para entretenerme". Más o menos.
Cuando entramos Leigh  nos dedicó una gentil sonrisa desde el mostrador y dejó de garabatear sobre un ostentoso cuaderno que tenía para venir a recibirnos. A Alexy parecían brillarle los ojos, ni siquiera se molestaba en disimular que lo estaba mirando de arriba abajo. Preferí dejarlo en su mundo un rato para que no me molestase demasiado.

- Oye Leigh mi amor dime, ¿qué opinas de esto? - dijo Nacu tirando de mi camisa como si estuviese cubierta de mierda.
- Qué yo no he vendido eso - respondió este frotándose la frente algo agobiado.
Estaba claro que yo era el blanco, mi ropa tampoco era tan fea, ¿no?
- Muy mal Nath, ¿cómo espera ligar así? - intervino Rosalya, me entraron ganas de decirle algo como "Pues ya lo he hecho pedazo de zorra" pero me callé. Si dijera todo lo que pensaba la liaría seguro. - hoy no vas a salir de aquí hasta que no esté todo tu armario renovado, ¡ropa interior incluida!
"¿¡Pero qué!?" Di un paso atrás nada mas oírlo, había pensado en salir corriendo de allí pero choqué de espaldas contra Alexy que tapaba mi huida "¡Mierda!".
- En serio tía, tienes un problema con la ropa interior ¿lo sabes? - le dijo Nacu sacudiendo ligeramente la cabeza. Estaba completamente de acuerdo con ella, por una vez.
- La ropa interior es muy importante, imagina que estas con tu novio empezáis a quitaros la ropa y ¡ala! ropa interior de abuela llena de agujeros. Por favor no. - replicó la albina muy convencida de lo que decía. En cierto modo tenía razón, lo que no era lógico es que se preocupase ella por la ropa interior de todo el mundo, ahí estaba el problema. - Y te recuerdo que tengo pendiente la tuya - continuó mirando a Nacu.
- ¿¡What!? Ni de coña, lo que me faltaba - respondió instantáneamente la morena con cara de asco - además la mía está perfecta. Pregúntale a Lys o a Leigh.

Y dicho esto, todos nos quedamos con los ojos abiertos como platos mirándolos a los dos.
-Si lo dices así haces que parezca otra cosa - intervino finalmente el moreno victoriano rompiendo el silencio - tan solo os ayudamos a Sunset y a ti a elegir unos conjuntos. Además porque nos preguntasteis vosotras - Leigh hablaba de una forma sosegada y tranquila que hacía que todo pareciese más natural de lo que realmente era.
- Pues estabais ambos muy puestos en el tema - le replicó Nacu con una mirada sugerente.
-Claro, al fin y al cabo soy yo quien los ha diseñado. - respondió el moreno casi riéndose - además la conversación se alargó porque me estabas echando la bronca de que solo tenía tallas pequeñas y con relleno.
- ¡Joder! Es que es cierto. Me dio coraje, me gustaban todos pero eran pequeños - Nacu estaba malhumorada, parecía ser un tema sensible para ella.
- Es lo que mis clientes compran, no es mi culpa. - dijo Leigh con condescendencia. De hecho me parecía que el también estaba molesto con eso.
- En Francia las tías están planas - refunfuñó la morena, aunque yo creo que el problema no era de un país ENTERO sino de ella, pero bueno...

Nos quedamos de nuevo en silencio, yo me había mantenido al margen y no tenía intención ninguna de volver a ser el centro de atención.
De repente, los tres empezaron a reírse escandalosamente con una alegría y vivacidad inimaginable teniendo en cuenta quienes eran los que se estaban riendo. Yo me había quedado perplejo. No entendía nada.
Entretanto Alexy se había perdido en su propio mundo escuchando la armoniosa risa de su ángel oscuro que lo había hechizado por completo. Tuve que chasquear un par de veces los dedos delante de su cara para que volviese en sí.
Con menudo cuarteto me había juntado.
Afortunadamente, perdón, "desafortunadamente" el querido ángel del peliazul recibió una llamada que le hizo abandonar de inmediato la tienda dejando al gemelo hundido en la depresión entre montañas de ropa.
Tan solo dijo "Era Lysandro, voy a encontrarle" y salió corriendo por la puerta como una sombre que huye  de la luz.
Pero las depresiones de Alexy no son algo de lo que deba preocuparse nadie, tan solo tienes que zarandear un par de camisetas escandalosas delante suyo y vuelve en sí.

----

Para ser sincero, delante de tanta ropa y de tantas posibles combinaciones veía como mi ropa no eran más que unos harapos mal escogidos. Al fin y al cabo ni siquiera la había elegido yo. Mi ropa era como un uniforme, un uniforme que demostraba que había dejado de ser un "adolescente conflictivo" o un delincuente según mi padre.
La corbata era la única completamente mía. Y ante el reciente índice de pérdidas de la misma me había planteado guardar alguna como recuerdo. Además seguro que los tres bichos estos me hacían quitármela.
En una de las ocasiones en las que estábamos mirando camisetas encontré una que me parecía divertida, era una camiseta blanca con el dibujo de una corbata en tonos celestes, simple pero bonita. A Rosalya le encantó pero Nacu casi me escupe a la cara y me dijo que ni se me ocurriera acercarme a las estanterías con ropa.
En realidad era ella sola la que decidía, no dejaba que nadie le aconsejase, y si alguien le hacia alguna broma cruel e ignoraba la propuesta. Se lo tomaba demasiado en serio.
Llegó un momento que se superó a sí misma. Jamás había visto tal cantidad de ropa, y mucho menos llevándola una sola persona. La señorita gótica llegó con los brazos llenos hasta tal punto que apenas se le veía la cabeza. Sin miramiento ninguno, me arrojó todo lo que tenía y me empujó dentro de un vestuario.

"Espero que no esté pensando en que me pruebe todo esto" pensé con cierta angustia mientras un calor asfixiante me subía por el cuerpo. No iba a salir de allí jamás.
Pero lo peor no fue eso, sino Alexy que en una de su magnificas ideas no se le ocurrió otra cosa que abrir la cortina de MI probador mientras me cambiaba dejándome en paños menores ante cualquiera que pasase. Además tan tranquilo, que porque tardaba tanto me decía.
Me tapé como buenamente pude e intenté cerrar antes de que la cosa empeorase.

- Nath que lento eres, no vas a llegar a tu cita - me reprendió medio a gritos para que se enterase toda la tienda. Me estaban entrando ganas de estamparle la cara contra la primera estantería de ropa que encontrase. Y encima yo, o sea, ¿de quién era la culpa de que estuviese allí?
-¿¡Tienes una cita!? - gritó sorprendida Rosalya apareciendo de repente de detrás de una pila de ropa. Sus ojos se iluminaron como un faro en mitad de la noche mientras se mordía el labio. "Oh no esa expresión no" pensé aterrorizado, ese gesto no podía ser nada bueno, no para mí al menos. Se quedó unos instantes callada mirándome de arriba abajo hasta que finalmente sus ojos se detuvieron en mi entrepierna.
- Te voy a buscar ropa interior más adecuada - rió, y levantándome el pulgar salió corriendo a la sección "íntima".
Me quería morir. La vergüenza me estaba devorando por dentro. Cerré la cortina sin levantar la mirada del suelo y me apresuré a taparme con lo primero que tenía a mano.
- ¡Hay que ver! Que poco respeto a la intimidad tienen alguno ¿verdad? - me preguntó una voz ofendida desde arriba.
- Y que lo digas - respondí casi por instinto. Tan pronto como lo hice me di cuenta de que algo no encajaba.

"Yo no he dicho eso..."

Ya decía yo que me faltaba una loca psicópata. ¿Quién iba a ser sino? Pues Nacu, apoyada sobre una de las paredes de mi probador con la cabeza ligeramente ladeada y su oscura melena cayendo libremente por sus hombros y su rostro.
Parecía un maldito fantasma.
Cogí unas cuantas cosas y se las lancé para que se quitase de ahí arriba. Esta ya era el colmo de a poca vergüenza.

---

Después de probarme ochenta mil prendas y de probar miles de conjuntos, el "consejo de sabios" decidió reunirse para decidir con que debía quedarme. Sin contar con mi opinión, eso estaba claro.
Alexy defendía el uso de colores chillones y ropa informal, vamos, que defendía su propio estilo. Afortunadamente las otras dos se negaron en rotundo.

Justo en aquel momento, llegaron Sunset y Will con el pelo alborotado y la ropa toda fuera de su sitio. Conociéndolos, di por hecho que querían dejar claro que lo habían hecho en algún lugar del instituto cuando nos abandonaron. En una situación normal me pondría a criticarlos y a decirles mil cosas sobre la decencia pero teniendo en cuenta que yo casi estuve a punto de ello me tuve que morder la lengua.

-¿Qué? ¿Nos hemos equivocado de ropa o algo? – dijo Will al ver que todo el mundo los miraba estupefactos, menos Nacu que los ignoraba.
La parejita feliz seguía mirándose para buscar donde estaba el problema. Pero por lo que estábamos sorprendidos era porque Will acababa de hablar en francés perfectamente. Se suponía que NO sabía francés o que sabía muy poco, no que fuese bilingüe joder.
Ahora más que nunca deseaba que no nos hubiese escuchado a Alexy y a mí en la sala de estudio, que vergüenza. Por eso estaba tan molesto…
-No creo que mi ropa te quepa – le dijo Sunset a su novio con una vocecita inocente y mona que jamás dirías que es ella.
- Calla tonta – le respondió Will apoyando su brazo en la cabeza de su novia y mirando hacia otro lado.
Estos dos eran un caso perdido. Decidí no prestarles más atención antes de que yo mismo acabase mal de la cabeza o algo.

Ahora eran Nacu y Sunset las que se encargaban de mi ropa mientras por un lado Alexy buscaba complementos y Rosalya la ropa interior. Will... Will se limitó a sentarse en uno de los sillones del fondo y se puso a juguetear con el móvil ignorando a todo el mundo.
Y al final, consiguieron ponerse todos de acuerdo.

He de admitir que el conjunto no estaba mal, no era demasiado llamativo ni aburrido. Tan solo un par de detalles para que no estuviese tampoco muy cargado.
No me lo podía creer, me había gustado.

Por arriba llevaba una camisa de lino blanca más caída que las que solía llevar normalmente y una chaquetita de punto azul marina con los puños que simulaban los guantes sin dedos de los dibujantes de comics. Por abajo, unos pantalones vaqueros algo ajustados pero que no llegaban a ser pitillos que se metían por dentro de unos botines, tenis o como sea que se llamen esas cosas. Estos últimos, de una mezcla de marrón-beige.
Además, y esto no sé porque lo cuento, mi ropa interior era también azul, eran unos bóxer con un borde negro de motivos victorianos, en la pierna derecha una gran "L" gótica y en la izquierda unos cordones entrelazados que no sé muy bien porque estaban ahí.
Ya solo quedaba la bandolera, si, a esta sí que la llamaban bandolera. Marrón-beige como los botines.
Tan solo quedaban quince minutos para encontrarme con Castiel y aún no sabía ni dónde. Quería llamarlo o escribirle un mensaje pero no con todo el mundo mirando, necesitaba encontrar un momento de intimidad.

- Oye Nath, date prisa que no vas a llegar - lloriqueo Alexy sorprendentemente más preocupado que yo.
- Eso Nath, que el parque de Dyadres no está tan cerca - me advirtió Nacu  aún sabiendo que nada estaba cerca para ella.

Pero de nuevo, algo no encajaba.

Me giré lentamente y los miré sumamente aterrado, "No me digas que..."
Busqué entre mi ropa, en los bolsillos, en el bols- (¡Mierda!) la bandolera...
Nada, mi móvil no estaba.
Me lo habían "robado" y no solo eso. Cuando conseguí recuperar mi teléfono de las manos del peliazul descubrí un mensaje "mío" en la bandeja de salida para Castiel. Literalmente ponía;

"Castiel de mis amores, con tu pelo rojo plastidecor, necesito que nos veamos, guiño guiño, y lo necesito ya, más concretamente a las 7. Te estaré esperando con los brazos (y otras cosas) abiertos en el Dryades. Si no vienes me partirás el corazón (y no otras cosas)

8=========== D (es un pene, duh)

Te quiere, tu gata rubia y sexy.

<3"

Poco a poco la sangre dejaba de circular por mi cerebro. Sentía como si algo se me hubiese roto por dentro y hubiese dejado de funcionar.

"Matadme por favor" pensaba una y otra vez.

¡Pero qué hijos de la gran p*** era! No me quería ni imaginar lo que había pensado Castiel al verlo, tan solo esperaba que adivinase que eso obviamente no era mío. Semejante burrada sonaba a cierta señorita que disfrutaba tocándome la moral, era cosa de Sunset seguro. Además cuando la miré se escondió detrás de Will sonriendo como una inocente niña pequeña que acababa de hacer una travesura. Eso, escóndete, mala zorra.

Estaba enfadado, y mucho, bueno no. Más bien era uno de esos enfados momentáneos que te hacen tener ganas de matar a alguien pero que se termina pasando. Un premio a la paciencia deberían darme sin duda.
Pero a pesar de todo ni siquiera podía llegar a molestarme demasiado, no si justo unos segundos antes de salir viene todos hacia a mí y Nacu, quien se adelantó, me dice;

"No eres tú sin corbata".

Me anudó cuidadosamente una pequeña corbata azul claro más finas que las que solía vestir, dejándola ligeramente caída para conjugar con la informalidad del conjunto.
Todo el cabreo se esfumó de golpe, no sabía que decir. Sé que era un detalle estúpido pero, demostraba que me conocían, que sabían lo que me gustaba. Que tenían cierto interés en mí. Era algo que no estaba acostumbrado a sentir.

Fue un momento mue especial pese a que segundos más tarde se lo cargaron, como siempre.
- Qué bien, ahora cas podrá atarte como a una perra cuando te... - musitó Sunset con su simpatía y decencia habitual que ya conocéis. ¿Para qué acabar las cosas bien? No por favor, destruyamos los momentos bonitos.
- ¡Cállate! Que no se había dado cuenta - le interrumpió Nacu indicándole con el dedo delante de sus labios que se callase.
La cabeza me empezaba a dar vueltas de nuevo, no sabía dónde meterme. Que Sunset me soltase una ordinariez era vergonzoso e incomodo, pero que lo hiciese delante de todo el mundo era una pesadilla. Algún día tendría que devolvérselas, aunque no sabía cómo.
Salí de allí intentando ignorarlos todo lo que me era posible, lo que era bastante complicado teniendo en cuenta lo escandalosos que eran.
- ¡Te folle! - Concluyó Sunset justo antes de que saliese para darme el golpe de gracia.

---

Podría haber llegado al parque con tiempo de sobra, pero no pude evitar quedarme en la entrada dudando. ¿Qué iba a decirle cuando lo viese? ¿Querría hablar de algo más?
La curiosidad y el miedo se enfrentaban dentro de mi cuerpo por ver quién tenía más fuerza.
Por supuesto Castiel ya estaba dentro. Parecía ser puntual solo cuando quedaba conmigo lo cual, me encantaba, pero aquella vez hubiese preferido que llegase tarde.
Nada más verme puso una extraña expresión de sorpresa que no supe identificar si positiva o negativa. Al final una ligera sonrisa sarcástica se escapó de entre sus labios mientras sus dientes se deslizaban por estos lentamente.
"No Nathaniel, no sucumbas" me repetía a mi mismo varias veces.

-¿De qué te han vestido? - me preguntó con curiosidad. No había dejado de mirarme de arriba a abajo desde que había llegado.
- ¿No te gusta? - pregunté molesto, no solo estaba despreciando mi ropa (que hasta a mí me gustaba) sino que había dado por hecho que yo no era capaz de escoger algo así. ¿Con tan poco gusto me consideraba?
No era yo el que se teñía el pelo de rojo chillón y después se ponía una camiseta también roja para que se matasen.
- Yo no he dicho eso - dijo cruzándose de brazos con ese tono suyo de "¡déjame en paz!” que tanto le caracterizaba.
Bien empezábamos.
- ¿No tienes que decirme nada? - le exigí, más le valía disculparse porque sino ni la cita no la conversación tenían mucho futuro.
- ¿El qué? - me replicó evadiendo mi pregunta. Me estaba empezando a poner de los nervios.
- ¿No te arrepientes de nada? – le grite perdiendo por completo los papeles. No me lo podía creer, ¿ni un solo remordimiento?
-¿¡Yo!? - inquirió indignado, esto ya era lo que me faltaba.

Estaba a punto de irme, de dar media vuelta y mandarlo todo a la mierda. No pude, no podía hacer nada. No quería…  no quería que todo acabase.
-Nath… - lo miré de nuevo pero esta vez, había algo dentro de mí que me aterrorizaba. Un sudor frio caía por mi espalda,  me costaba tragar y mi respiración se había acelerado. – oye que….
- Lo siento – le interrumpí repentinamente, no sabía muy bien porque pero lo hice – lo siento yo… lo siento… - mi voz se apagaba poco a poco como un susurro arrastrado por el viento hasta que al final solo yo sabía que lo estaba diciendo.
Mi mente estaba siendo asaltada por miles de recuerdos desordenados y sin sentido. La mayoría eran de mi padre, sus ojos se clavaban en mi cerebro con una navaja a sangre fría. Su insensible y inquebrantable mirada jamás podría desaparecer de mi cabeza, me perseguiría por siempre recordándome una y otra vez lo mucho que me odiaba.

-¡Nath! – los gritos nerviosos de Castiel consiguieron sacarme de mi trance. Lo mire directamente a los ojos como si acabase de despertar de un sueño y no supiese donde estaba. Hasta entonces no me había dado cuenta de que mi de que mi cuerpo estaba temblando.
- Nath estas llorando, ¿¡Qué cojones…!? – pero no terminó, tan solo me envolvió con sus brazos dejándome descansar sobre su hombro. No sabía que estaba llorando, durante unos instantes no fui consciente de lo que pasaba, solo podía pedir perdón.
Las manos de Castiel me aprisionaron más fuerte por la espalda, no quería que me soltase, quería quedarme así todo lo que fuese posible.

-No todo es culpa tuya, tienes que empezar a verlo. Hablo en serio, - me dio un empujón hacia atrás y me obligó a mirarle cara a cara – tu padre te ha estado comiendo la cabeza y tú lo sabes mejor que nadie. Esto no puede seguir así.
Muchos dicen que es la verdad lo que duele, pero yo no lo veo así. La verdad no duele, lo que duele es que otros sean los que te hagan verla. Durante mucho tiempo había vivido con la idea de que todo lo que ocurriese era por mi culpa, que estas estarían mejor sin mí, que sería mejor que yo ni existiese.
Pero este año, después de mucho tiempo, pude volver a sentir lo que era ser feliz. Tenía buenos amigos aunque me quejase de ellos y lo más importante, lo tenía a “él”.
Intenté despejarme y tranquilizarme un poco antes de hablar. Tenía que recuperar la compostura.

-Estoy bien, tranquilo, siento…
- Ni lo siento ni ostias, ni una disculpa más. Esto ya no tiene que ver con lo de esta mañana – tenía razón, esto iba mucho más allá pero para ser sincero, no me encontraba con fuerzas para abordar ese tema en aquel momento.
- Dejémoslo por ahora, creo que por hoy ha sido suficiente – le respondí sosegadamente, sabía que tarde o temprano me tendría que enfrentar a ello, pero prefería tarde.
- De acuerdo, pero eso sí, la próxima vez que te enfades conmigo por estar tocándonos en el instituto intenta no ser tú el que lo ha empezado todo ¿ok? – me reprochó con una sonrisa incriminatoria intentando cambiar de tema. Tenía razón, fui yo el que empezó pero…
- Eso no quita que deberías haber parado – declaré en mi defensa.
- Claro, nos detenemos y salimos de allí con una erección  entre las piernas, como no se nota… ¿Porqué no se me había ocurrido? – ahí me había pillado. Castiel me observaba con el ceño ligeramente fruncido y cruzad de brazos. No es que le diese toda la razón pero, en gran parte la tenía.
- Vale, nada de hacer cosas parecidas en el instituto – concluí mientras negaba con la cabeza. Así evitaríamos problemas. Toda la tensión, se había esfumado. De alguna forma le agradecí que no siguiese indagando en el otro tema. Lo mejor en aquel momento era dejarlo correr.
- No, nada de hacerlo sin echar el pestillo o en algún lugar que no esté lo suficientemente escondido. – protestó con total sinceridad. Abrí la boca para quejarme pero en realidad no estaba en contra.
- Lo siento – respondí entre risas. No sé porque lo dije, se me escapó.
- Como vuelvas a pedirme perdón te ato al cabecero de la cama y te follo durante toda la noche hasta que pierdas el conocimiento – la convicción con la que dijo aquello llegó a asustarme durante un instante, pero claro, no hablaba en serio… ¿no?
- Aunque – comenzó de nuevo – no estoy seguro de que eso sea un castigo – balbuceó casi para sí mismo.
No pude evitar soltar una carcajada, por lo general me hubiese enfadado me hubiese muerto de la vergüenza pero en aquella ocasión me resultó gracioso.
Además, ya me arrepentiré mas tarde de haber escrito esto, yo tampoco lo veía como un castigo. Aunque prefería ser yo quien lo atase a él.


Nos sentamos tras unos árboles que había al final del parque. Era un sitio tranquilo y algo alejado del camino lo que a nosotros, nos venía de fábula. Ahora que pensaba en ello, siempre que quedábamos íbamos a sitios alejados y teníamos cuidados de no ser vistos. Y sorprendentemente, habíamos tenido suerte.
Estuvimos allí un rato charlando, bueno yo charlando y él escuchándome la verdad. Le contaba la aventura/infierno que había vivido con Alexy y compañía, todas las tonterías que tuve que soportar y todo eso.

-¿Cuándo nos vamos para mi casa? – me interrumpió mi pelirrojo sin venir a cuento. Ya me extrañaba a mí que hubiese estado tan callado. No me estaba haciendo ni puñetero caso.
-Castiel ¿me estabas escuchando? – le pregunté molesto.
-Que sí, me estabas diciendo como la nueva amiga loca esa te estaba arrastrando al mundo del arcoíris gay – me respondió con sarcasmo. Era para matarlo, ¿tenía que recordarle que él era el primero que estaba saliendo con un hombre?
- Ya decía yo que ese mensaje era muy raro – prosiguió ignorando mi cara de pocos amigos. – no sabía si pensar que estabas borracho otra vez o….
Empezó a reírse con malicia recordando algo. Que hijo de… Poco o nada era lo que yo sabía de aquel fatídico día en el que acabé más borracho que una cuba en casa de Castiel pero lo que tenía claro es que no tenía intención alguna de recordar nada. Por mí como si no hubiese ocurrido.
-Bueno al menos han hecho algo bueno – me susurró mientras me tumbaba sobre el césped y se situaba sobre mí – Esta ropa te sienta bien  – musitó suavemente en mi oído.

Algo me sacudió por dentro, un espasmo suave que hizo que me mordiese el labio como una quinceañera a la que le acaba de piropear el chico que le gusta. Me sentía tan estúpido y tan bien al mismo tiempo….
Sus manos recorrían mi piel por debajo de mi ropa lentamente, acariciándola como si fuese algo frágil que no quisiesen romper. Sus labios se mezclaban con los míos en un sutil beso que era de todo menos violento.
Alargué mis brazos y envolví su cuello con ellos atrayéndolo hacia mí. Necesitaba sentirlo más cerca. El ritmo se iba acelerando, sus besos cobraban fuerzas y sus manos se volvían violentas. Su rodilla se adelanto hasta toparse con mi entrepierna y comenzó a presionarla provocándome poco a poco.

Todo parecía ir perfecto hasta que de repente, paró. Se separó de mí bruscamente y tras darme un beso en la frente me dijo “adiós” y salió corriendo.
Así, tal cual. Dejándome anonadado sobre el césped, sin la menor idea de que cojones acababa de ocurrir.
Tardé un buen rato en reaccionar y cuando lo hice un mini ejército de patos se había aglomerado alrededor mía. ¿Por qué me ocurrían cosas tan bizarras? Por un momento pensé que estaba soñando o algo porque aquello no era normal. Mi mente seguía bloqueada, no respondía hasta que el móvil consiguió que volviese a funcionar.

Acababa de recibir un mensaje de Castiel.
“Querida gata rubia y sexy,

No puedo darte todos los caprichos.

Pd: aprende a quedarte con las ganas tu también.”

Me cagué en todos sus muertos mientras apretaba el móvil con fuerza, la próxima vez que lo viese se iba a enterar.

--------------------

*Notas de la autora; El parque Dryades existe de verdad, como dije he ambientado la historia en una ciudad llamada La Baule, en Francia. Y por ello debo recordaros que tanto yo, Nacu, como Sunset y Will somos estudiantes de intercambio que venimos de España pero eso ya se verá con más detalle en un futuro :3


Mini-cuestionario

Un par de preguntas en base al fic ^^ Me gustaría que me respondieseis para ver por donde tiran mas vuestros gustos y tal :3
Si no comentas no lo podré adivinar!


a.) ¿Entre Nina y Rosalya cual dirias que te cae mejor o peor?
b.) ¿El próxima cap prefieres que sea de Nath, de Leigh o algo nuevo?
c.) Tengo curiosidad por saber que pensáis ahora de Nath después de saber que hay algo que falla en su cabeza. ¿Alguna hipótesis? :3

P.D.: Esto no es nada conclusivo xD
P.D.2: Os animo a que le echeis un vistazo a los fanarts del mensaje anterior!! >///< ainsh, son una monada, os amo!!

domingo, 7 de julio de 2013

Nueva kuroi-angel 2.0 a algunos Fanarts *u*



Bueno antes que nada... ¡Esto no es un nuevo cap! Aún tardará un poquillo pero no como las otras veces tranquilas! D :
Esta entrada es para daros dos grandes noticias *u*

1º La web de fic yaois +18 cerró como ya sabeis u.u así que oficialmente he abierto una nueva y os invito a entrar a todos ^^ Os dejo aquí el link pero aún así lo teneis arriba del blog a la derecha~




2º *//////* Una de mis queridas lectoras (os quiero a todas no os enceleis xD) Me ha hecho unos maravillosos fanarts muy hots y me parecía que todo el mundo debería disfrutar de estas escenas ¬/////¬ ajshfdhgkajhfl!! Así que gracias a OnoderaRitsu por estos maravillosos dibujos que me van a sacar más de un litro de sangre u/////u En serio, que ilusión me ha hecho *;///^///;*
*Click para verlas mas grandes


Cap 18
Especial San Valentín
Cap 13
Con la tecnología de Blogger.