martes, 24 de julio de 2012

The Awaken, Anexo 3

Ya este es el último anexo en una temporada os lo juro >___< EL PRÓXIMO CAP SERÁ EL QUE TANTO ESPERAIS!!! Pero antes tenía que publicar esto ^-^ En fin, os dejo un par de sorpresitas en este cap >o< una de Castiel otra de Lysandrito *O* jojojojo
Espero que os guste!!

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Eran casi las 12 y Castiel no había venido todavía. ¿Dónde se había metido? Cogí mi móvil y le dije a las chicas que esperasen. Mierda, si la cosa seguía así mis planes saldrían torcidos. Apreté el móvil con fuerza, estaba empezando a mosquearme.
Me puse a preparar algunas cosas para comer, si íbamos a ver una peli o algo no podían faltar tentempiés. Además cocinar me relajaba. Mire un momento a Sunset quien estaba esparramada en el sofá leyendo. Esta chica no se leía los libros, se los bebía.

Cuando conseguí calmarme alguien golpeó la puerta. Solté todo lo que tenía en las manos y corrí para abrir. Por fin el pelirrojo había llegado.
Sin saludar siquiera allanó mi casa y se fue para el salón. No era la primera vez que nos visitaba. Pero el muy idiota parecía que nunca aprendía que tenía que entrar con cuidado. En cuanto puso un pie en el salón, Sunset  saltó sobre él agarrándosele por el cuello sin soltarlo.  Casi lo estrangula del ímpetu.

-¡Sunset me está mojando con el pelo joder, suéltame!- Castiel estaba intentando librearse de los brazos de mi amiga pero no pudo. No me había dado cuenta pero ella acababa de salir de la ducha, y esa melena que tenía sino se la secaba iba mojándolo todo. Bah, el pelirrojo se lo merecía.

Estuve riéndome de la escena hasta que me di cuenta que Sunset estaba en bragas y una camisetilla vieja. “La madre que la…” ¿Cómo podía ir así?
-¡Ponte algo de ropa maldita sea! – los conseguí separar y le hice señas a mi amiga para que se fuera a ponerse algo. Castiel mientras tanto intentaba recuperar el aire.
- Pero si mis pantalones son igual de largo que mis bragas – se quejó mi compañera ante mi actitud de madre neurótica.
- Te lo advierto, o te vistes o te dejo sin cena – cuando dije aquello sí que parecí su madre. Pude ir como Castiel se reía a nuestras espaldas.

Sunset puso morritos de gatito enfadado y se fue a su habitación. No sin antes mover su melena de manera que acabó salpicándonos en toda la cara a mí y al pelirrojo, que si ya antes lo había mojado, ahora aún más.
Después de sacarnos el agua de la cara, nos sentamos en unos sillones del salón comenzamos a tratar el tema que realmente importaba.

-Tengo que pedirte un favor Nacu – entrecerré los ojos curiosa. Por lo general Castiel era de todo menos educado. Asentí con la cabeza para que continuase y esperé que no fuese algo demasiado utópico. – Necesito que me pongas en la misma habitación que Nath.
Dijo aquello con tal seriedad que me sorprendió. Aún así lo que me estaba pidiendo no era ninguna tontería. Todos sabemos por qué quería compartir habitación con el rubio, y no iba a ser yo la que se lo entregase en bandeja.
-Castiel entiende mi situación, ¿Cómo se que no intentarás atacarlo? Quiero decir, estaría encantada de que salieseis y eso pero… no quiero que Nath pase un mal rato. Tienes que respetar su decisión. – sí, aquellas palabras habían salido de mi boca. Una cosa era leer una historia ficticia donde los protas forcejeen y al final el seme lo tome a la fuerza. Pero la vida real era distinta.
- No voy a hacer nada que él no quiera – de nuevo sus ojos brillaban cargados de sinceridad. Supongo que tendría que confiar en él. Ojala todo saliese bien.
- De acuerdo, ¿y Lysandro? ¿Lo dejo solo? – pregunté de mala gana, ahora iba a tener que dejar a mi pobre albino solo.
- No creo que le importe, sino ya sabes, le haces una visita nocturna – me dedicó una sonrisa burlona y se acomodó en el sofá, más relajado ahora que había accedido a su petición. No pude evitar reírme cuando dijo aquello, me sonaba tan estúpido.
-Teniendo en cuenta a quien tiene no creo que quiera cambiarlo por mí … - joder, se me había escapado. Yo y mi gran bocaza.
-¿Tú sabes lo de Lysandro? – Castiel estaba atónito, no sé si era por el hecho de que lo supiera o porque lo había aceptado sin problemas. En cualquier caso no quería seguir con el tema.

Ambos permanecimos en silencio un rato sin saber que decir o que hacer. El ambiente cada vez era más incomodo. Por fortuna, pronto aparecería mi salvadora.
-Oye Cas, ¿no te gustaría compartir una habitación conmigo? – Sunset estaba detrás de susurrándole al oído a Castiel, quien no pudo evitar ponerse de pie de un brinco y alejarse de sofá. – Se que te impresiona primero ver mi cuerpo semi desnudo y luego escuchar mi dulce voz tan cerca, pero contrólate, que hay gente mirando.
Las dos nos empezamos a reír de la actitud del pelirrojo que empezaba a desesperarse de nosotras, pero Castiel  no era tan fácil de incordiar. Este devolvía los ataques.

- Sabía que todo esto era una trampa para apoderaros de mi cuerpo – afirmó inconsciente de que eso tenía parte de verdad, solo que él no lo sabía, Aún. Creyendo que había ganado el asalto se fue hacia la puerta.
- Cas, ¿qué haces? ¿ya te vas? si todavía ni he empezado a acosarte – Sunset corrió hacia la entrada y alcanzó al pelirrojo que estaba a punto de marcharse.
-¿Pero tú has visto qué hora es? No quiero dejar a Demonio más tiempo en casa solo – el amor de Castiel hacia su perro llegaba a ser obsesivo. Pobre chico, había estado mucho tiempo solo. Mientras Sunset parecía estar riéndose de lo que había dicho pero disimuló para que Castiel no se enfadase.
-Oye Cas,  me han dicho que en mi cama hay otro tipo demonio...no sé si me entiendes  - Sunset volvió a la batalla verbal contra el pelirrojo. Ver a estos dos hablando era un espectáculo eso estaba claro.
- Lo siento, pero voy a tener que rechazar tu generosa oferta por hoy- le dedicó una sonrisa picarona y se giró de nuevo hacia la puerta. – Y lo de Demonio iba en serio.
-¡PERO NO TE VAYAS, QUE AQUÍ TENEMOS ESTO! – Sunset se agachó un momento y cogió algo del suelo. Tengo que admitir que aquello me sorprendió. Había cogido a su gata Kya y ahora se la estaba achuchando a Castiel en toda la cara.
-¡APARTA ESA BOLA DE PELO DE MI CARA! – gritó histérico mientras trataba  de alejar los brazos de Sunset de él sin tocar a Kya. Su cara era buenísima; una mezcla entre pánico asco y yo que sé que más. Yo me estaba descojonando.

Entretanto abrí la puerta principal y permití que entrase toda mi caballería.
En primer lugar Kim, Daliana y Gemma se tiraron sobre Castiel para poder inmovilizarlo. Una vez neutralizado Natilyn y Audrey cogieron una silla y lo ataron a ella. Por supuesto el pelirrojo intentó escapar con todas sus fuerzas y nos insulto de todas las formas posibles, pero contra nueve no podía hacer nada. Iruchi y Dawnie intentaron calmarlo, claro que si mientras tanto Kazu y Tannya estaban echándole fotos, iba a ser complicado.
Yo y Sunset observábamos la escena, y lo único que se me ocurrió pensar fue que donde se habían puesto el pijama, quiero decir, todas entraron ya listas para la fiesta y no creo que se hubiesen cambiado en la calle.

-Nacu, misión cumplida – me dijo Gemma con una sonrisa en la boca. Antes de que pudiese decir nada, ellas empezaron su propio dialogo.
-Oye ¿Castiel va a pasar la noche con nosotras? – preguntó Daliana midiéndose el labio inferior.  Más de una se tapó la nariz a riesgo de sufrir una hemorragia nasal.
-Si se queda yo me lo pido de almohada – intervino Kim medio riéndose por su propio comentario.
-De eso nada, yo también lo quiero – dijo Tannya poniendo morritos.
- Chicas la noche es larga, podemos tenerlo todas – Dawnie intentó hacer de intermediaria pero la cosa era delicada, teníamos al sexy pelirrojo atado y eso… eso era una oportunidad única.
-Tampoco pasa nada si nos lo quedamos una semanita ¿no? Total, Castiel no va mucho a clase – vaya, le faltó tiempo a Natilyn para soltar una burrada, tentadora, pero una burrada. Pude ver como el pelirrojo estaba cada más pálido y me miraba con ira. Este no volvía a mi casa, eso seguro.
-Qué bestia Natilyn, pobrecito… - comenzó a decir Kazu – yo me lo pido el viernes.
-Pues yo me lo pido el sábado que no están mis padres – especificó Audrey con ímpetu. No me podía creer que lo estuviesen diciendo en serio.
- Eso no vale, yo también lo quería el sábado. Mejor lo hacemos por sorteo – cuando Iruchi dijo esto ya me plantee intervenir. Lo próximo sería con que parte del cuerpo de Castiel se quedaban.
- A ver chicas no desvariéis, ya sabéis para que es esta reunión así que nada de sueños estúpidos ¿ok? – concluí dando por finalizada la conversación anterior. Además estaba viendo como Sunset se ponía en posición de ataque por su pelirrojo y eso si que era peligroso.
Pusimos a Castiel frente a la tele y nos sentamos todas las del club alrededor para poder ver también.

De repente escuchamos en sonido de una silla que se estaba arrastrando. Todas nos giramos rápidamente y vimos como Sunset intentaba llevarse a Castiel a su habitación.

-Hola, he visto que estaba en una corriente de aire y he dicho…Pobrecillo, no se vaya a resfriar ahí – todas la miramos con los ojos entrecerrados ante su triste escusa, hasta el pelirrojo miró así a su nueva secuestradora - Venga, va a aprender más conmigo en una noche que en una semana con vuestros videos.
Desgraciadamente, lo que decía Sunset seguramente sería cierto. Pero me negué en rotundo.
-¿Quien ha dicho que yo tenga algo que aprender? ¿Y quién ha dicho que lo vaya a aprender con vosotras?- por primera vez el prisionero intervino dejando clara su experiencia, pero por muy experto que fuese nunca había estado con un hombre y de eso estábamos todas seguras.

Daliana y Natilyn recuperaron a Castiel, pero esta vez Kim propuso que lo atásemos a un sitio más seguro. Conclusión; lo atamos a la mesa. Gemma dijo que aquello parecía más un rito satánico que una quedada para ver Yaoi pero la verdad es que nos importaba poco. Teníamos al pelirrojo, era suficiente.
-Lo siento Cas, lo intenté- Sunset le dio un par de palmaditas en el hombro a Castiel y volvió a su habitación a seguir leyendo.

Pusimos un DvD de Junjou Romantica que Kazu había grabado para la ocasión. Todas disfrutamos de una agradable serie Yaoi que era ya un clásico.

Al cabo del rato Dawnie y Tannya comenzaron a jalarme de la manda del pijama. Justo en el momento de todo el “asunto”. Me giré y ambas me hicieron un gesto para que guardara silencio y señalaron a Castiel.
Casi me desangro allí mismo, Kya se había escapado de la habitación de Sunset y ahora estaba sobre el pelirrojo acomodándose en su falda ronroneando. Aunque lo mejor fue la cara de él, se estaba  mordiendo el labio inferior con una cara de asco subliminal. Encima como estaba maniatado no podía quitársela.
Lo lógico hubiese sido quitarle la gata (que se había quedado dormidita) de encima, pero la idea de Audrey me gustó más. Esta se dirigió a su mochila y sacó una cámara de fotos la para poder capturar la escena. De nuevo, habíamos conseguido un buen material para el club.

Entre que acabábamos de torturarlo una cosa y otro, se acabó el primer DVD.  Le di el segundo a Iruchi y ella se encargó de preparar el siguiente mientras yo iba a preparar algo de comer.
Me pellizqué la frente varias veces sin saber que preparar, tenía algo listo pero éramos demasiadas. Pregunté si alguien quería ayudarme pero todas se pusieron a mirar hacia otro lado evitando contestar. Sunset se acercó pero le dije que se fuera, tenerla en la cocina era un peligro.

-Yo te ayudo, si me desatas claro – las palabras de Castiel eran dudosas. Estuve meditándolo un rato y todas me observaron en silencio esperando una respuesta. Terminé soltándolo; era demasiada comida para hacerla yo sola.

Una vez tuvo las manos libres, nuestro prisionero pelirrojo trató de quitarse la bolita de pelo que se le había quedado dormida encima. Le dio unos golpecitos pero ni se movió. Cansado de que la gata lo ignorase terminó empujándola y haciendo que se cayese de sus piernas. Y como Kya tiene tan buen despertar, se enfadó y le arañó la mano.
-¡Me cago en tus muertos jodida bola de pelo! – Castiel retiró la mano rápidamente y se miró la herida. Eso le pasaba por molestar a una gata. Intentó cogerla pero Kya salió corriendo y se puso en los pies de su dueña que no tardó ni un segundo cogerla entre sus brazos.

Sunset la acarició lentamente mientras le dedicaba al pelirrojo una mirada asesina.
-Pareces la mala de un cuento – concluyó Castiel desistiendo en la captura de la gata.
- Que sepas que has perdido tu oportunidad de acostarte conmigo esta noche, Cas – todas se sorprendieron con las palabras de Sunset menos yo. Ya sabía que nadie podía decir nada malo de Kya, ni Castiel siquiera.

Mientras todas mirábamos a Sunset el pelirrojo aprovechó para huir por la puerta principal. Error, ya había echado la llave. Nervioso cambió el rumbo y se encerró en unas de las habitaciones de la casa, en mi habitación concretamente.

Me acerque con tranquilidad a la puerta que por supuesto él estaba bloqueando desde el otro lado.
-Castiel escúchame, no enciendas la luz ¿vale? Hazme caso. Es por tu bien. – por supuesto diciendo aquello no estaba intentando que saliese. Solo quería evitar que no le diese un ataque.
Pero como el muy imbécil es como es, ignoró mis palabras y encendió la luz. Segundos más tarde dio tal grito que seguro que había despertado a todos mis vecinos.
Abrí la puerta y me lo encontré pegado a la pared pálido como el yeso. Los había visto. Si, a mis queridos Angelo y Chaos. Mis dos Bjd que tenía sentados en un sillón. No entendía porque  a la gente le daban tanto miedo.

Sunset se apiadó de él y le abrió la puerta principal dejando que se fuese.
-Entiendo cómo te sientes Cas – le dijo antes de que el pelirrojo se fuese – a mí me hace sacarles fotos. Por cierto, con esto me debes otra noche de sexo desenfrenado.

Castiel se fue y perdimos nuestro juguete, fue divertido mientras duró.
Pero antes de reunirme con las demás me quedé un rato abrazando a mis queridos muñecos, los pobres, tener que soportar aquello era un insulto. Todas me miraban con cierto miedo desde el pasillo hasta que Sunset cerró la puerta de mi habitación dejándome a oscuras con mis amados dolls. “Dejadla con su demencia” creo que dijo.

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Narrador Omnisciente;

Castiel estaba sentado en uno de los bancos del patio fumándose un cigarro. Normalmente no lo haría en aquel lugar, tan a la vista, y mucho menos a esa hora de la mañana. Pero el secuestro de la noche anterior y el asunto de la excursión cultural le habían hecho perder los nervios.

-¿Qué haces aquí? Se supone que tenemos clase – una melodiosa voz lo sacó de sus pensamientos y se sentó junto a él.
- Lo mismo va para ti Lys, - dio una última calada y tiró el cigarro al suelo apagándolo con el pie. – No me siento con ánimo para aguantar al gilipollas de inglés. Tengo cosas más importantes en las que pensar.

Ambos se quedaron en silencio. Muchas de las veces que estaban juntos no necesitaban decirse nada. Quizás por eso habían llegado a ser tan buenos amigos.
-Nacu me ha dicho lo de las habitaciones, a mi no me importa. Pero ella tiene razón, debes ser cauto. – aunque Lysandro no cambiase su expresión estaba realmente preocupado, pero eso solo eran capaces de verlo algunas personas.
Castiel se rió un poco, en el fondo sabía que sus amigos estaban en lo cierto. Él tampoco quería cagarla.

-Lys, Nacu sabe lo tuyo con… bueno, ya me entiendes – el pelirrojo miró a su amigo, le costaba mucho decirle eso, cuando él se enteró apenas podía creérselo. Era su secreto y ahora Nacu también lo sabía.
-Ah… ya – Lysandro bajo la vista un momento pero estaba bastante relajado, demasiado.
-¿Lo sabías? Joder tío, ¿Sabes el susto que me había dado? No sabía cómo decírtelo… ¿Cómo se enteró? ¿Te espiaba? Porque no me extrañaría. – Castiel estaba enfadado, nunca comprendía como ella se enteraba siempre de todo. Claro que lo que de verdad le molestaba era que su amigo no se lo hubiese dicho.
- Nacu fue un día a la tienda, va muy a menudo, pero ese día era un poco tarde y … pensamos que ya no vendría nadie. Ella nos vio. Vino a comentármelo al día siguiente, no parecía extrañarle nada de hecho, estaba contenta. – el albino tenía una sonrisa nostálgica en el rostro. No le gustaba que sus amigos se vieran involucrados en sus problemas, no quería molestarlos.
- Vaya, yo pensaba que le gustabas, que chica más rara. ¿Vas a confiar en ella? – Castiel se relajó un poco, aún estaba un poco frustrado pero eso era por otro motivo con el pelo más rubio.
- Sabes que podemos confiar en ella Castiel, en cualquier problema que hemos tenido ella nos ha ayudado, y tú lo sabes mejor que nadie. – ahí Lysandro tenía razón, pero no solo podían confiar en Nacu, Sunset también estaba siempre ahí. Sin que ambos se diesen cuanta, habían hecho dos amigas muy importantes.


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