martes, 17 de julio de 2012

Capítulo 7 ~2º día b~


 Bueno >___< como os prometí aquí está el cap doble!! Como ya os he dicho siento el retraso ;___; pero bueno, ya acabó la feria por aquí y también he terminado con los lios de la matrícula de la universidad así que en principio estoy totalmente libre!! >o<!!
Además también os quiero recordar que mi editora no está u__u así que es posible que os encontreis algún fallo que otro ^^u.

En fin! no me enroyo más, en este cap hay una pequeña sorpresita (es una tonteria...) espero que os guste!!

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Capítulo 7 - F


Al salir nos entregaron unos mapa, si nos perdíamos teníamos que llegar al hotel antes de las nueves (o sea, que hiciéramos lo que nos diese la gana siempre que estuviésemos para la cena).


Por fortuna, el hotel estaba cerca del museo y no tardamos ni diez minutos en llegar. Nada más entrar me puse, como siempre, de los primeros para poder escuchar mejor al guía. Sí, era un pesado pero por lo menos no era el único, Nacu era igual que yo. Claro que, parecerme a ella no me consolaba, de hecho me daba cierto repelús. Podría decir que Lysandro también estaba cerca, pero en su mundo así que no contaba. Un poco más atrás estaban Castiel y Sunset hablando,… riéndose….

“Me cago en….”

¡Sí! Estaba molesto y mucho, el plano que tenía entre las manos acabó en un churro. ¿Por qué conmigo nunca hablaba de esa manera? Jamás le había visto esa expresión, tan… feliz. Yo siempre tenía que aguantar su sarcasmo y prepotencia. Cuanto lo odiaba… ¿Así pensaba conseguir algo conmigo? Lo llevaba claro.

De repente caí en la cuenta de todo lo que había pensado, me había imaginado a Castiel como pareja. Quería vomitar. No pensaba volver a tomar café instantáneo de hotel.
Desde ese momento me centré en escuchar la explicación, así al menos no pensaría gilipolleces.

Visitamos varias salas de arte, esculturas renacentistas, pinturas neoclásicas, desde la antigua Grecia estaba recogido todo lo que tuviese que ver con dicha expresión artística. Además tuvimos la suerte de presenciar un par de copias de algunas de las esculturas de Vaticano como el Laooconte  o el Apoxyomenos. La verdad es que yo no entendía mucho de aquello, pero la fanática-obsesiva que tenía al lado, Nacu, se encargó de explicármelo TODO. La tía no se saltó nada, por no hablar de todos los cotilleos griegos. Por supuesto siempre en torno a la homosexualidad. Que dolor de cabeza.

Al acabar nos fuimos a la biblioteca y nos dejaron allí para que echáramos un vistazo (se suponía que a los que estaban en la excusión le gustaba la literatura, se suponía claro). Después nos tocaría visitar la otra parte del museo, impresionismo y modernismo si no recordaba mal.

Me separé un poco del grupo para buscar las novelas policiacas, sin duda la colección era inmensa al igual que la biblioteca. Si no fuese por lo recta que era, uno podría perderse sin problemas en aquel laberinto de estanterías.  Seguro que Nacu se perdía nada entrar.
Reconocí algunos libros de autores como Conan Doyle o Agatha Christie, los máximos representantes del suspense policial con diferencia. Estaba cogiendo uno de los libros de la estantería que tenía en frente  cuando alguien decidió sorprenderme.

-Nathaniel  – me sobresalté de tal manera que no pude evitar soltar un grito y lanzar por los aires el libro que tenía entre las manos. (Pude cogerlo antes de que se dañase al caer)

“No otra vez no...”

-¿No puedo estar solo ni un minuto? – apenas separé los dientes cuando dije aquello, me sentía como si de un sueño hubiese caído en una pesadilla. Devolví el libro a su sitio y apoyé las manos en la estantería unos segundos antes de girarme.

Como no, Castiel volvía para tocarme la moral.
-Lo que deberías hacer es dejar de gritar cada vez que nos encontramos, empiezo a pensar que tienes complejo de fan obsesiva – no era precisamente un grito de emoción, más bien terror diría yo. En fin, se lo tenía demasiado creído, y no iba a ser yo el que le quitara la ilusión.
-Castiel, ¿no tienes nada mejor que hacer? Tres pasillos más allá están los libros infantiles ¿porqué no vas a leerlos? – era lo único que veía que se podía leer la verdad, por mucho que Nacu me dijese, este seguro que utilizaba los libros para decorar estanterías.
-Muy gracioso, yo es que prefiero la sección erótica, pero no hay – y me suelta eso, tan tranquilo. Que cabrón era, tenía respuestas para todo.
-Me da igual lo que prefieras, pero vete – mierda, ya estaba empezando a imaginar cosas raras.
- Qué aburrido eres, anda deja esto y vente. – Se puso frente a mí impidiéndome ver las estanterías mientras sus labios sonrían pícaramente.
- NO – y difícilmente me haría cambiar de opinión – Si no te gustan los libros no haber venido.
-No es que no me gusten, leo de vez en cuando pero prefiero las películas, son más emocionantes. – Torció  el gesto molesto, supongo que se estaba cansando de mis rotundos “no”.
- Discrepo, pero me importa una mierda tu opinión, si prefieres las películas vete a un videoclub – vale, quizás me había pasado un poco de borde, pero ese tema era tabú para mí. ¡Los libros son sagrados! Y las adaptaciones al cine son simplemente copias y a veces no están ni bien hechas.

Me di la vuelta y comencé a marcharme. Cuando pensé que había conseguido que se enfadase y se fuera me agarró fuertemente del brazo haciéndome retroceder hasta chocar contra una estantería.

-¿ No te parece excitante? – tenía sus labios junto a mi oído, susurrándome. Sus piernas empezaban a entrelazarse en las mía y sus manos me sostenían con fuerza impidiéndome escapar. – Cualquiera podría aparecer y…
- ¿Qué quieres?- pregunté irritado, si hubiese querido hacerme algo ya me lo hubiese hecho, así que esta vez quería algo distinto, eso seguro.
- Que te entregu-- …
- ¡NO! – interrumpí rápidamente. En cuanto me soltase pensaba tirarle la estantería en la cabeza.
- Que vengas conmigo – su rostro se suavizó bastante, ya no parecía estar tan tenso e incluso había comenzado a soltarme.
- ¿A dónde? – me planteé la posibilidad de acompañarlo, aunque fuese un error.
- Es un secreto – me soltó completamente y se puso a sonreír como un vendedor de enciclopedia que espera que le compren algo.
- No – como era lógico, no me fiaba, y menos si ponía esa cara.
- Entonces continuaré, y sabes que lo haré. – Volvió a inclinarse sobre mí hasta dejar su rostro a milímetros del mío.
-¡Vale! – grité justo a tiempo. Algún día le abriría la cabeza para saber de qué cojones estaba rellena.
- Bien, ¡vamos! – exclamó con ímpetu. Yo en cambio estaba extrañado, hace un momento me estaba quejando de que conmigo no era simpático y ahora me viene con esto.

En menos de un segundo había salido corriendo jalando de mi mano en dirección a la salida. Prácticamente estaba arrastrándome pero tenía fuerza suficiente para llevarme a cuestas si él quería.
Me hizo subir tres plantas de golpe, tuve que sentarme a recuperar el aliento. El muy capullo iba a acabar matándome al final entre una cosa y otra.

-Pareces una abuelita, y más con ese bolso. – comenzó a reírse de mí cuando me vio sentarme en un banco. Podía decir lo que quisiera pero seguro que él también estaba cansado.
- …. Cállate ….- no tenía fuerzas ni para discutirle. A ver, no era tan malo en los deportes, pero las carreras eran mi debilidad y más si son en una escalera cuesta arriba.
Poco a poco fui recuperando el aliento y me replanteé el tema del bols- MOCHILA…
Joder, al final iba a ser cierto y todo.


Llegamos a la sala de música. Toda clase de violines y pianos antiguos decoraban la estancia. No era demasiado grande, pero valía la pena. Aunque para ser sincero, nunca mu hubiese imaginado a Castiel en un lugar así. No le pegaba, nada.

-¿Has decidido cambiar de estilo? Me gustaría verte tocando un violín y enchaquetado – eso lo decía en serio, seguro que le sentaba genial y más aún si volvía a ponerse el pelo de su color.
- En tus sueños, no quiero parecer un estirado como tú. – me miró por encima del hombro con arrogancia. Que susceptible era el tío joder.
-Vaya, ha regresado tu simpatía habitual – y yo que pensaba que podría pasar un buen rato. Supongo que es difícil estando con alguien tan bipolar.
-Has empezado tú – perfecto, ahora Castiel parecía que había vuelto a primaria cuando nos echábamos la culpa el uno al otro. La tripolaridad también existe ¿no?
- Vale, vale. ¿Por qué me has traído aquí? – le pregunté con cierta curiosidad, podría haber venido con su compañero de banda, seguro que tendrían más de que hablar.
- ¿Y por qué no? – sin mirarme continuó observando los estantes hasta detenerse frente a uno. “Stradivarius” El dios de los violines, hasta yo lo reconocía, eso sí que era una auténtica reliquia.
- Me refiero a que podía haber venido con Lysandro por ejemplo, el entiende más de música. Además todo esto es muy de su estilo. – más cierto imposible, seguro que el albino tenía su habitación así. Creo que hubiese sido más feliz naciendo un par de siglos antes.
- Créeme… - comenzó a decir mientras aguantaba la risa – cuando está cerca de un libro de poesía ni te escucha. Así que imagínate lo que le importa ahora el museo instrumental. Después de todo él es más de la letra que de la música, es el cantante al fin y al cabo. Además, quería estar aquí contigo – tuve que girarme para que no viese la cara de imbécil que se me había quedado.

No me podía creer que me avergonzase por unas estúpidas palabras sin importancia…
Maldita sea, no pude evitar soltar una estúpida sonrisa. A partir de ahora el café me lo hacía yo.

-Ven, vamos a otra sala – volvió a agarrarme del brazo y a salir corriendo escaleras arriba, joder, ¿¡Todo lo que quería estaba por las plantas superiores!? Ya podía a ver escogido el sótano. Como echaba de menos un ascensor.

Nada más llegar se apresuró a taparme los ojos con ambas manos.
-¿Qué haces?  - pregunté con nerviosismo. Acababa de cortarme el campo de visión. “Peligro”.
- Cállate un momento. Confía en mí. – sonó más como una orden que una petición. Pero por algún instinto masoca que tengo que remediar, le hice caso.
- Castiel, ¿eres consciente de lo que acabas de decir? No es que me exprese mucha confianza la verdad – ya me estaba imaginando estampándome contra una columna o siendo arroyado por unas escaleras.
-Voy a ignorar lo que has dicho, por tu bien más que nada. – Definitivamente estaba en peligro.

Caminamos un poco y me tropecé con un par de escalones (Por su culpa obviamente porque no me avisó) hasta que nos detuvimos. No sabía muy bien como sentirme, si impaciente, emocionado o aterrado. Era una mezcla extraña entre las tres que por fortuna no duró mucho tiempo.

-Ya estamos – poco a poco fue retirando sus manos devolviendo me la visión.



Abrí los ojos y vi algo que jamás hubiese imaginado.

 Millones de pequeñas luces iluminaban una pequeña estancia oscura como si de un cielo nocturno se tratase. Constelaciones, planetas, galaxias. Todo estaba perfectamente representado. Me sentía como si estuviese flotando en mitad del universo, como si pudiese abrazar una de esas diminutas estrellas y aguantarla entre mis manos. Pasé mis dedos por la pared intentado tocar aquellas luces que no eran más que una simulación al fin y al cabo. Pero parecían tan reales.

 -¿Qué te parece? – creí haber despertado de un sueño cuando oí las palabras de Castiel.
- Es precioso – fue lo único que pude decir, simplemente no tenía palabras para describir aquello.
- Mira que eres cursi. – me reí un poco ante su afirmación. Él tenía razón, pero no se me ocurría nada mejor que decirle, quería expresar mil cosas pero me parecían todas insuficientes.

Al girarme lo encontré tumbado en el suelo mientras  observaba el “cielo” con una sonrisa realmente agradable. Me acerqué y me senté junto a él. Si la vista me había parecido maravillosa, con él allí tumbado era perfecta. Lo miré más de una vez, amaba esa sonrisa, me entraron ganas de besarlo, de rozar sus labios como aquella primera vez. Pero como siempre mi orgullo era demasiado fuerte.

-Hoy estás distinto – le dije reprimiendo mis ganas de tocarlo. Pero era verdad, si lo comparaba con los días anteriores, hoy parecía otro.
- Supongo que estoy de buen humor – dirigió su mirada hacia mí. En aquella oscuridad parecía que su cabello había recuperado su negro habitual. Me gustaba mucho más así, era como si fuese el Castiel de hace unos años. Totalmente distinto.
- ¿Y eso? – pregunté evitando sus ojos. Cada vez tenía más ganas de abrazarlo. Afortunadamente la escasa luz camuflaba mi vergüenza y mi nerviosismo.
- Me he despertado abrazando a una linda chica. – respondió el muy… en ese momento aunque no se me viese era obvio que me había molestado.
-Haré como que no he oído eso, por tu bien más que nada – no sé que me irritaba más, sí que me hubiese llamado chica o lindo.
- Después de esto, me merezco burlarme un poco de ti como recompensa. – comenzó a reírse cuando vio mi rostro enfadado por su comentario. Lo peor es que era yo el que le daba siempre la oportunidad para que se cachondease de mí. Aunque por una vez, decidí tomármelo de otra manera.
- Si bueno, tampoco te pases. – volví a mirarlo a él, me pareció bien sonreírle un poco, quiero decir, después de todo lo que había hecho… Castiel parecía satisfecho de que yo sonriera mínimamente,  me conocía de sobra – Sabes  antes te vi hablado con Sunset…
-¿Otra vez los celos? – me interrumpió riéndose de mi paranoia. Eso solo me puso más nervioso, ya me había costado atreverme a contarle lo que iba a decir para que encima se burlase.
- ¿Te quieres callar? Joder, solo es que… me molesta que siempre estés tocándome las narices. Siempre que hablas con otros pareces que estás feliz y eso. Tu expresión cambia, pero conmigo eres un maldito borde. Sabes, no cuesta tanto que nos llevemos bien creo, con que sonrías un poco más… No me puedo creer que esté diciendo esto en voz alta… - ni yo ni nadie, dios, me daba la impresión de que me estaba confesando o algo.
- Nath, eres tremendamente gilipollas. Claro que contigo soy distinto, pero dime ¿acaso no conoces tú una parte mía que nadie conoce? Piénsalo. – mierda, al muy bastardo le encantaba verme celoso y rojo como un tomate, encima diciendo aquello no pude evitar recordar su cara en aquellos momentos que… ¡Bueno ya me entendéis! Joder que vergüenza.

Para mejorar la situación, el pelirrojo de bote no se le ocurrió nada mejor que apoyar su cabeza sobre mis piernas y quedarse así tumbado. Perfecto, ahora parecía una de esas escenas de manga shojo en la que el chico se apoya en el regazo de la chica. Una puñalada más para mi orgullo.
Afortunadamente Castiel se limitó a cerrar los ojos y a quedarse así, inmóvil, como si estuviese durmiendo. Me fui relajando poco a poco hasta acostumbrarme, tenía que admitir que me encantaba tenerlo así, podía verlo más de cerca.
Ninguno de los dos seguía observando el cielo. Estuvimos en silencio, en nuestro propio universo. No obstante,  aquello era una bomba de relojería, no podía dejar de mirarlo, estuve a punto de tocarlo muchas veces hasta que finalmente no pude aguantarme y lo besé.

Nuestros labios se rozaron lentamente, él no continuó, esperó  a que yo lo hiciese. Al principio era un beso superficial pero sin pensarlo siquiera comencé a introducirme en su boca.
Él estiró uno de sus brazos y me retiró el pelo de la cara. Desde ese momento nuestro beso se volvió más profundo, parábamos de vez en cuando para recuperar el aire pero rápidamente juntábamos nuestros labios de nuevo. No se parecía en nada a los otros besos que nos habíamos dado, en este ambos estábamos de acuerdo.
Estaba totalmente abochornado, no podía creerme lo que había hecho y en cambio, se podría decir que era yo el que no dejaba que se separase de mí.

-Después de rechazarme tantas veces, ¿Cómo debo interpretar esto? – preguntó sorprendido mientras sostenía mi rostro entre sus manos.
-No lo sé,  y no me hagas pensarlo demasiado o me arrepentiré. – cada vez estaba más avergonzado, mi cara debía parecer un tomate en plena cosecha. No quería que me viese así, de modo que evité su pregunta besándolo de nuevo.

Pero él no parecía dispuesto a desistir. Después de besarnos alguna vez más volvió a detenerme.
-Oye Nath, esta noch-- - comenzó a decir cuando lo interrumpió la melodía de su móvil. – Yo me voy a cagar en el puto móvil y en su dichoso don de la casualidad – murmuró furioso para sus adentros mientras se apresuraba a coger el teléfono.
-¿¡Sí!? – Exclamó alterado, no pude oír con quien estaba hablando pero parecía un hombre – vale, vale, ya vamos… - aquello fue lo último que dijo antes de colgar. Acto seguido suspiro un tanto frustrado y se giró hacia mí. – Era Lysandro, dice que han terminado la visita y que el profesor ese está haciendo el recuento. Para cubrirnos le han dicho que estábamos en el baño.
- ¡¿Qué?! – de un brinco me incorporé del suelo, sin darme cuenta dejé caer la cabeza de Castiel contra el suelo. Me sentí mal por él pero no teníamos tiempo que perder – Venga levántate, tenemos que irnos.
- ¡Joder que coñazo! Por eso prefería quedarme en el hotel… - perfecto, se había enfadado. Tuve a Castiel de morros un buen rato hasta que se le pasó, durante ese tiempo preferí no decirle nada.

Y así acabó nuestra velada, yéndose a la mierda la verdad.

El profesor Farrer no parecía muy preocupado, tan solo quería asegurarse de que nadie se quedaba en el museo. Es más, nos dijo que a partir de entonces teníamos tiempo libre y se fue.
Entre tanto, Nacu, Sunset y Lysandro permanecieron en silencio mientras nos examinaban con la mirada. No quería ni pensar lo que podían estar imaginando. Sobre todo las dos locas, esas sí que eran un peligro público. Además llegó un momento en que empezaron a cuchichear y a darse codazos con unas sonrisas maliciosas en sus rostros. Me resigné, que pensasen lo que quisieran, lo iban a hacer de todas formas.

Después de comer (otra vez en un McDonald) dimos una vuelta por la zona comercial. No conocíamos mucho aquello, así que simplemente nos pusimos a deambular hasta que encontramos una tienda de animales y decidimos entrar.

Recuerdo muy bien el local, era muy amplio, parecía más un almacén que una tienda. Al fondo tenía la zona de los animales. Estos no estaban en jaulas cerradas, los tenían en una especie de recinto semi-abierto donde se podía entrar sin problemas.
Aquello era el paraíso. En menos de dos segundo Sunset y yo salimos disparados a jugar con los gatos. Como adoraba a aquellas elegantes bolos de pelo. Al principio se alejaban de nosotros pero al rato acabamos con todos los felinos encima. Si hubiese podido, me los hubiese llevado todos.

Por otro lado Castiel optó por los caninos, en concreto los grandes. Nacu también se fue con el pero ella no hacía distinción, además no sé como lo hacía pero se le acercaban todos los perros y se ponían a jugar con ella. Acabó llena de babas, que asco.
Pero yo me fijé más en Castiel, no lo había pensado hasta que lo vi mirando nostálgico a un pequeño doberman que andaba torpemente y se tropezaba con casi todo, aún era una cría. Se notaba que echaba de menos a Demonio.
Después descubrí que el pequeño doberman andaba mareado porque Castiel había estado jugando con él, con un palo había hecho que el pequeño cachorro intentase cogerlo dando vueltas en círculos. Lo extraño era que el perro no dejaba de mover la cola y no se separó de Castiel ni un momento. (Creo que mi querido compañero estuvo a punto de llevárselo pero al final no se atrevió). Lo que sí hizo fue comprar un montón de galletas caninas y juguetes de perro.
Bueno, me faltaba Lysandro. Este chico era el que más me sorprendió. Nunca me lo hubiese imaginado acariciando a un conejito. Fue una imagen un tanto surrealista, en fin, cada loco con su tema.


No nos dimos cuenta de que llevábamos allí toda la tarde, hasta que Nacu (como no) decidió “achuchar” a los gatos. Escuché a Sunset gritarle que ni se le ocurriera, al principio no entendí lo que pasaba, pero más tarde lo comprendí.

Nacu tiene una ligera alergia a los gatos. Y lo peor es que le encantan los felinos.

Al final la muy tonta acabó con los ojos rojos e inflamados sin poder ver apenas nada. Sunset le echó una buena bronca mientras la ayudaba a echarse las gotas. (También se descojonó de ella, bueno, todos lo hicimos ¡hasta Lysandro!)

Después de aquello no hicimos nada interesante. Volvimos al hotel y cenamos juntos como la noche anterior. Una vez más el resto de mis compañeros nos miraban a mí y a Castiel sorprendidos de que estuviésemos juntos en la misma mesa. Pero la verdad es que me importó poco, me lo estaba pasando realmente bien. Todo lo demás era segundario.

Solo temía por una cosa; aún me quedaba una noche a solas con Castiel 

6 comentarios:

Vivi Sharohi dijo...

NyaaEste fic, se puede denominar fic?, esque como no esta en el foro es confuso XD jejje, es FANTABULOSO¡¡, quien habrá dicho esto antes?¿...*dice con una mano en la barbilla estilo Lysandre* BA, DA IGUAL, XD, pues eso, que este fic, esta muy bien, sinceramente a mi antes no me llamaba mucho la atencion el BL, pero hay un poco en fic, y es muy interesante, sera esa la palabra que busco?¿..... pues eso, que me ha gustado este fic... y MUCHO¡¡¡, XD jejeje

Unknown dijo...

lol ehh si está en el foro xDD He dejado un link un poco más arriba que te lleva directa al post ;)

Graciasss!!! O//////O estoy muy feliz de que te guste de verdad >///< waaaaa siempre conseguís que me sonroje con vuestros comentarios!!!

Yuuki~ dijo...

Al final voy a morir >////////////< me ha encantado♥ y yo me cago en el teléfono de Castiel, siempre en los mejores momentos aparece u.u y no es por meterte presión, pero quiero el siguiente e.e muchos abrazos♥

Unknown dijo...

NACUUUU aquí vengo yo con mi campaña para que esa primera vez de Nath y Castiel sea pronto prontísimo, en esa noche que aún les queda de hotel XD sino, mis cabeza va a estallar con el ansia y Castiel fijo le explota otra cosa como no tenga ya al rubio >////<

Sin presión ¿eh? yo solo voy a seguir machacándote a privados hasta que me bloquees xD

Gemma de la Casa Lannister dijo...

Ammmm.... La relación de Castiel y Nath me recuerda a la mía con el chico que me gusta: Él se lleva bien con todo el mundo y ayuda a todo el mundo, menos a mí. Me odia y le encanta hacerme la vida imposible, ya ves tú.
Nathaniel, amigo, no sabes cooooomo te comprendo *¬*
Claro, que el tío este no es ni la mitad de pornoso que Cast, ya quisiera yo... En fin xD
Ay, el rubiales, como le echa la culpa de todo al café xD
¿Y si Castiel en serio piensa que Nath es una chica? xDDDDDDDDD Me lo estoy planteando, de verdad XD
OMG! Qué mega-adorable es nuestro uke! *.*

Unknown dijo...

Creo que Nathaniel y tú teneis cierta faceta masoca... pero vamos... xDDD
jajajajajaja xDD Si Cast existiera, ningún tio tendría pareja lol xDD yo exagerada (conste que a mi me gusta Lys xD)

jajajaja Y en la mente de Cast... aparece Nathaniel-a con faldita corta y polito xDDD
Cast pervertido!!! xDDDD

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