domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 13 Siendo Uno

KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¿Qué puedo decir? ;O; POR FIN EL CAP 13!!!!!!!!! BIENNNNNNNN >o< Bueno, más bien internet para subir el cap trece u_u ...
Veráan estoy de mudanzas con eso de la universidad y he estado varios días sin internet ;__; hasta el miercoles no me lo instalan u_u pero como he vuelto a casita un par de diitas... YUPI!! : D Os puedo dar el cap que prometí *-* Para no haceros esperar lo cuelgo y después se lo pasaré a mi querida editora Riruka (no me mates ^^u)
Ya lo arreglaré cuando ella lo corrija así que ... perdonen mis faltas >///////<

------- Capítulo 13


-Nath…. – Castiel me abrió la puerta velozmente quedándose anonadado ante mi pésima apariencia. – Estas empapado, ¿Qué cojones…?

Lentamente fui alzando mis ojos del suelo, no sé qué cara estaba poniendo en aquel momento ni si mis lágrimas habían dejado de  ser camufladas por la lluvia. Pero en cuanto me vió, me agarró por el brazo y me empujó hasta él haciéndome entrar de golpe.
No importaba cuan caliente estaba su cuerpo, el frío de mi piel seguía sin esfumarse. Aún así sus brazos siempre se sentían tan reconfortantes. Me quedé abrazado a él un rato. No quería moverme, temía que todo fuese un sueño, que si lo soltaba desaparecería y me quedaría de nuevo solo bajo la lluvia.

Entrelazó sus dedos en mi pelo permitiéndome hundir mi rostro en su hombro, el tiempo se había detenido. Me daba igual, de hecho quería permanecer así, por siempre.
De repente un pequeño maullido se quejó entre mis brazos, pobre gatito. Sin darnos cuenta estábamos apretujándolo. Castiel se separó de golpe mirando mis brazos extrañado. Poco a poco retiró las telas dejando al descubierto a aquella pequeña bolita de pelo temblorosa.

-Creo que voy entendiendo las cosas… - sin decir yo nada él ya había comprendido lo que ocurría. Cerró los ojos un momento y me arrebató al minino de los brazos. – Deberías ducharte, sino vas a coger una pulmonía. Yo me encargo de esto.
No protesté, no dije nada. Tan solo le hice caso, después de todo confiaba en él.

---

Salí de la ducha con una toalla amarrada a la cintura y otra en el pelo. Apenas me había secado, solo quería salir y volver a verlo. Comprobar que no era un sueño.
Y allí estaba él, sentado en su sofá con un pequeño biberón mientras alimentaba al gatito. Para mi sorpresa Demonio estaba sentado junto a él y dando de vez en cuando algún débil golpecito al minino para que se acabase la leche. Que escena más cómica hubiese sido en un momento normal, pero para mí ahora era de lo más hermosa.

-No sabía que supieras cuidar de algo tan frágil – le dije mientras me sentaba a su lado.
-Te cuido a ti, tengo experiencia – dejó al pequeño gatito en el sofá y observó como este intentaba caminar. Se caía con frecuencia, tenía la barriguita hinchada de comer y no podía evitar tambalearse. Castiel se reía un poco de él pero lo ayudaba a levantarse. Acto seguido, se giró hacia mí. - ¿Qué carajo haces así? ¿Qué quieres coger una pulmonía? Y encima descalzo…
-Tú también estas descalzo, y sin camiseta – dejando al descubierto ese cuerpo que no podía dejar de mirar.
-Es distinto, yo estoy seco. Tú no – se giró un momento al escuchar a Demonio. Me levanté corriendo para pararlo pero Castiel me detuvo. Su perro acababa de coger al gatito con el hocico y se lo llevó a su cesta acurrucándolo con él. – Vaya perro tengo, ahora resulta que tiene instinto paternal y todo.

Era increíble, ya me veía luchando contra demonio porque no se comiese al gato y en cambio lo acogió como si fuese suyo. ¿Por qué me daba la impresión de que todo estaba saliendo bien? ¿No era extraño? Quizás demasiado bonito. Pero era cierto, y yo necesitaba que lo fuese.
El pelirrojo se levantó y se situó frente a mí sin decir palabra alguna, solo me observaba mientras me secaba el pelo con la toalla. Nuestros ojos se miraban como si solo existiesen ellos, viendo nuestros reflejos en el otro.
Alcé mis manos a su cuello atrayéndolo hasta mí y lo besé. Lo besé como él me besaba a mí, con ansia, hambriento. Mis dedos se hundieron en su pelo sujetándolo con fuerza mientras él agarraba con decisión mi cintura juntándome lo máximo posible a él.

El tiempo volvía a congelarse a nuestro alrededor.

Abandoné sus deliciosos labios y ataqué su cuello. Recorrí su exquisita piel con mi lengua, captando su sabor, sintiendo su ferviente calor. Y hubiese continuado, si él mismo no me hubiese parado.

-Nath, ¿estás seguro? Si sigues no podré detenerme. – una respuesta sin palabras, un mero gesto que me entregaba a él. Solté el nudo de mi toalla y volví a agarrarme de su cuello aferrándome a él con fuerza. – Entonces, te devoraré toda la noche.

Me tomó en volandas y me llevó  a su habitación dejando a los animales durmiendo plácidamente en el salón.
Caímos sobre la cama abrazados, entrelazando nuestros cuerpos como si de una estatua de Rodin se tratase. Apresé los filos de su pantalón con los dedos de mis pies y se los bajé hasta desprenderme de ellos. Castiel sonreía entre beso y beso ante mi ansia, él mismo se sacó la ropa interior pocos segundos después.

Nuestras pieles se enfrentaban desnudas acariciándose mutuamente, intercambiando el calor, el olor, todo. La vergüenza, el pudor, el miedo. Era como si todo hubiese sido reemplazado por el placer.  Mis manos se aferraban a su espalda sin dejar que se separase de mí. Nuestros labios se fundían en uno sin cesar. Violento y a la vez gentil, así era Castiel, imposible de ser.
Sus manos bajaron por mi cintura hasta mis caderas, una de ellas se introdujo entre nuestros  y aprisionó mi dura erección.  Mi espalda se arqueaba instintivamente con sus caricias, mi voz dejaba escapar gemidos consumidos en el placer.

Pero no quería ser el único, no esta vez. 

Con fuerza, empujé su cuerpo hacia atrás obligándole a sentarse y me quedé a horcajadas sobre él. Castiel parecía sorprendido, pero más allá de su sorpresa estaban sus ganas de tenerme. Cada movimiento que yo hacía no era más que una provocación más.
Acaricié su entrepierna causando que pequeños gemidos roncos saliesen de su garganta, se mordió el labio y sonrió abiertamente. Se relamió el labio inferior, sus ojos me atravesaban con la mirada y sus manos… sus manos volvieron al ataque con más ansia que antes.

Levantó mis caderas dejándome de rodillas frente a él. Mientras sus labios se deleitaban por la sudorosa piel de mi vientre, una de sus manos se aventuró en mi trasero, introduciendo los dedos lentamente en él.
Apenas tenía fuerzas para mantenerme, mi cuerpo comenzaba a flaquear. Finalmente acabé tendido sobre  Castiel quien aprovechando el momento, mordisqueó mi cuello innumerables veces.

Lanzó mi cuerpo sobre el colchón y aprisionó mis manos, aunque yo, ya no tenía fuerzas para resistirme.
Con su legua recorrió todo mi cuerpo desde mi cuello hasta mis ingles. Era como si en mitad del polo norte cayese una gota de agua hirviendo.  Cerré instintivamente las piernas a causa de la vergüenza pero él volvió a abrírmelas disfrutando de la vista que obtenía.

-No me censures la vista  - murmuró con esa mirada suya pervertida que tanto me gustaba – Quiero comerte con los ojos antes que con la p…

Antes de que terminase le di una ligera patada en el estómago. Aunque digamos que salí perdiendo, él no hacía más que reírse de una forma tan sensual que cada vez yo perdía más mi auto control. Además, aprovechó el golpe para capturar mi pierna. La puso sobre su hombro y comenzó a besarla lentamente mientras yo me revolvía impaciente.
Se inclinó sobre mí y dejó su rostro frente al mío. Intenté besarlo algunas veces pero evitó mis labios maliciosamente haciendo que me desesperase aún más.

-¿Estás listo? – preguntó desviando su mirada a nuestras entrepiernas.  Cerré los ojos un instantes, al volver a abrirlos Castiel estaba observándome de nuevo, sin perderse uno solo de mis gestos. Presionó su cadera contra la mía haciendo que nuestras erecciones chocasen. Me mordí el labio con nerviosismo, me tenía apresado bajo sus músculos, sin dejar que me moviese.

Bajo su rostro hasta dejarlo a la altura de mi cuello y lo mordió vorazmente. Hundí mi rostro en la almohada, intenté librarme de sus violentos dientes pero no pude. Quizás porque en el fondo no quería detenerlo.
Tras sus dientes llegaron sus fascinantes labios, allí donde se había jactado anteriormente, comenzaría a besarme mientras su pelo caería por mi cuello haciéndome cosquillas. Fue tan agradable como  fugaz…

Se separó un poco de mí liberando por fin mi cuerpo de su abrasante calor. Dejé mi cabeza reposar en la almohada mientras observaba lo que hacía. Sin abandonar la cama ni quitarse totalmente de encima de mí, se aproximó a la mesilla con dificultad, la cama era de matrimonio, y abrió uno de los cajones.
Seguramente sonaré algo ignorante, pero realmente no sabía todos los pasos que tenían que seguir dos hombres al hacerlo. Pasos que me sorprendió que supiese Castiel, ¿Acaso había estado con un chico antes?

-¿Quién te ha dicho que podías distraerte? – sus palabras me sacaron de mi estúpida batida de celos inventados. Una vez más sus ojos estaban frente a los míos expectantes de deleitarse con cada una de mis reacciones. Mis ojos divagaron un poco por la habitación y reparé en el pequeño envoltorio que reposaba en la mesilla.
¿Cuándo diantres se había puesto el condón?

Un ligero quejido se escapó de mis labios cuando algo frío comenzó a resbalar por mis nalgas. Pero eso pronto cambiaría, Castiel volvió a ultrajar mi entrada con sus dedos, preparándola poco a poco. Mientras, yo no podía hacer más que soltar pequeños jadeos ansiosos.
De improvisto, tomó mis piernas sobre sus hombros y se situó sobre mí. Su dura erección rozaba mi entrada, me agité inquieto. Mi respiración se entrecortaba, estaba en el límite.

-Sujétate a mí – me susurró al oído. Acto seguido envolví su cuello con mis brazos agarrándome fuertemente a su espalda.

Dolor, placer, desesperación, ansia… todo sería insuficiente para describir lo que sentí cuando su miembro comenzó a introducirse en mí. Un grito ahogado escapó de mi garganta, mis manos arañaban su espalda exasperadas y mis pies se encogían en el aire sin poder agarrarse a nada. Así hasta que finalmente quedó todo dentro.

Se detuvo, tan solo unos segundos pero al menos pude recobrar el aliento. Se sentía tan extraño, era doloroso  sí, pero no quería que acabase. Mis caderas parecían moverse por sí solas inquietas y deseosas por sentirlo.
De repente una enigmática sonrisa se dibujó en el rostro de mi pelirrojo, besó mis labios violentamente asfixiándome para poco después comenzar a embestirme.
Era incapaz de seguir su ritmo, podía notar como entraba y salía de mí a un compás perfecto y melodioso.  Sus labios entrecerrados pronunciaban pequeños gemidos roncos, su piel brillaba, hermosa, a causa de las pequeñas gotas de sudor que resbalaban por ella.

Parecía el mismísimo fuego que me envolvía con sus brazos, todo el frío que había sentido, la helada lluvia que precipitaba, todo se había fundido en un mar de llamas.
El placer recorría mi cuerpo por dentro, nos unía a ambos, fundiéndonos como si fuésemos uno. Continuó penetrándome sin aminorar el ritmo, de hecho, lo aumento. Aún así estaba teniendo cuidado de no hacerme demasiado daño.
No sabría decir cuántas, ni cuánto tiempo seguimos así. Pero estábamos llegando al límite, cada vez clavaba más mis uñas en su espalda hasta que sentí su última estocada, más profunda, más cálida. La última.

Nuestros cuerpos cayeron entrelazados sobre el colchón, sudoros, pegajosos y agotados.
Castiel se quitó de encima de mí y se situó a mi lado abrazándome. Me retiró los mechones de la cara, estaba empapado en sudor pero apenas era consciente. Me costaba mantener mis ojos abiertos. Lo último que recuerdo es que me besó en los labios, lo demás está todo en negro.

----

Desperté como era lógico, bastante dolorido. Me llevé la mano a mi cadera intentando estirarme pero no parecía mejorar demasiado.
Miré a mi alrededor aturdido, la única luz que había en la habitación era la que entraba por la ventana de una farola, aún era de noche.  No sabía qué hora era, ni siquiera recordaba cuando me había quedado dormido. Cuando me di cuenta las sábanas estaban cubriendo mi cuerpo. Nosotros no habíamos llegado a destapar la cama así que debió hacerlo Castiel mientras dormía. ¿Cómo podía hacer tantas cosas sin que yo me diese cuenta?

Me levanté de la cama enrollando las sábanas a mí alrededor y salí de la habitación.
“Joder, la cadera…. Parezco un abuelo de ochenta años.” Pensé mientras recorría el pasillo que se me hizo más largo de lo normal.

Finalmente llegué al salón después de aquel tortuoso camino, por supuesto y como frecuentaba hacer muchas veces, me acordé de las castas de Castiel. Mil veces.
Y hablando del rey de Roma, el señorito se encontraba tumbado de lado en el sofá jugueteando con pequeño plumero que acercaba y alejaba del pequeño gatito como le convenía. El pobre animal se caía cada vez que intentaba alcanzar el juguete, volviéndose a levantar para caerse de nuevo.

-No sabía que te gustasen los gatos…. Otra vez – me quedé en el marco de la puerta apoyado, observando la escena, o más bien, observándolo a él.
-Se podría decir que me han vuelto a gustar – dejó el plumero en el sofá y por fin el minino pudo alcanzarlo y morderlo a gusto. El pelirrojo se giró para verme y torció el rostro extrañado. - ¿Preparando el disfraz de griego?
-No iba a venir desnudo. – le eché en cara dado que él sí que estaba vestido. Bueno, los pantalones de pijama solo pero ya era algo.
-Podías haberlo hecho, pero demasiado estrecho – al principio traté su comentario como uno más hasta que caí en la cuenta del doble sentido de aquellas palabras.

Me enrojecí hasta los cimientos cuando supe a que se refería, “Será….” Tomé uno de los cojines del sofá y se lo lancé a la cara. Lo cogió al vuelo y empezó a descojonarse de mí.
Abochornado y furioso me di la vuelta con intención de irme pero (como no) se me enredó la sábana entre los pies y acabé en el suelo de espaldas inmovilizado por la dichosa tela que se había enrollado a mi alrededor. Parecía un rollito de primavera…

-¡Joder! Mi cadera… - me lamenté mientras intentaba soltarme, por supuesto Castiel se estaba descojonando, ahora más escandalosamente que antes. - ¡Ayúdame! ¿No?

Pero lamentablemente quien acudió a mis gritos no fue el pelirrojo sino su querido perro, Demonio, que se dedicó a chupetearme la cara ante mi imposibilidad de defenderme. Terminé girando sobre mi mismo hasta convertirme en una croqueta y me quedé boca abajo, al menos así no podía llenarme de babas.
Tras unos instantes, el señorito “estoy muy ocupado riéndome” se levantó finalmente del sofá y me cogió como si fuese un saco de patatas. Se fue de nuevo a sentarse pero esta vez conmigo entre sus piernas. Dejé caer mi espalda sobre su torso y sacudí la cabeza haciendo que cayesen las telas que tenía por la cara.

-Venga, no te enfades – dijo espachurrándome entre sus brazos.
-Déjame, estoy lleno de babas, me siento pegajoso – puse cara de asco y me acurruqué. En serio, no aguantaba las leguas de los perros.
-Ya estabas pegajoso de antes – de nuevo su “agradable” risa regresó, ahora más cerca de mi oído – cuando puedas andar bien, nos vamos a la ducha. ¿O prefieres que te lave yo?
-Castiel, en cuanto me libre de las sábanas te vas a enterar – me revolví intentando liberarme pero me agarró con más fuerza sin dejar que me soltase.
-Venga relájate ¿Porqué no te duermes? No son ni las cuatro y mañana es sábado, bueno hoy – hizo una pausa y me obligó a tumbarme un poco, lo justo para que mi rostro quedase bajo el suyo. – pensé que te habías dormido, pero parece que solo duermes profundamente cuando estoy cerca. Cada vez que intentaba alejarme de la cama empezabas a moverte inquieto.

Eso sí que era extraño, siempre me era muy complicado conciliar el sueño. Y aunque lo hiciese, nunca llegaba a descansar plenamente. ¿Por qué con él me dormía tan fácilmente?
Me agazapé en el sofá pensativo. Cuando estuvimos en el hotel…. El día que se coló en mi cuarto… hoy…. Solo consigo dormir bien cuando él está cerca, solo con él. No sabía si enfadarme, alegrarme o que hacer.

-Si te quedases aquí – me susurró al oído – si vivieses conmigo no tendrías más problemas con eso. Podrías descansar.

Sus labios se separaron de mi oído y se dirigieron a mi cuello. Dulcemente rozaron mi piel, besándola, acariciándola. Todo parecía tan perfecto. ¿Vivir con él? Casi sonaba posible.


5 comentarios:

Esther dijo...

¡ACEPTA!
Por dios Nath "si quiero" y punto. Final feliz temporal.
Ay... menos mal que compré pañuelos jujujuju ¡He estado presente en la primera vez de Nath! Ahora me ha salido la vena maternal. (?) No comments.
Awwwwwwww Castiel cuidando y jugando con el minino... ¡que mono! Se me ha quedado gravada la imagen del biberón. Es tan adorable *-* ¡Hasta Demonio lo acoge! ¡Ahora solo hace falta un nombre! ♥
Wiiiii~ ¡me encanta! ¡te quiero Nacu! ¡eres increíble!
^^ (eso te pasa por tocarme la vena sensible)

Unknown dijo...

A lo último juro que imaginé cómo sería la vida de estos dos si vivieran juntos xdd Pero me encantaría que así fuera ! *modo pervertida: ON* xdd Me encantó el cap Nacu ♥ Ya sabes, lo leo acá por la censura del foro ¬¬ Estupida censura ¬¬ Eeen fin, me encantó ! :D Me imaginé al pelirrojo con el gatito, taaan tierno ♥ Sube el next pronto que quiero saber qué pasa :D Kisses ♥

Unknown dijo...

¡Kyaaaaa! ¡Qué capítulo, qué capítulo!
Y no lo digo sólo porque haya pasado algo que llevaba mucho tiempo esperando ¬////¬
Ha sido precioso, tan bonito y... sersi *-* xD
Oh, y el momento "No me censures la vista"... Jolín, me ha matado xDD
Entre Castielín y el gatito, Nath que que ha transformado en un rollito de primavera pocho y Demonio que parecía que quería comérselo con tanto chuperreteo... Me ha encantado xD
¡Que monos Demonio y el gatito! ¡Voy a hacer un fanfic sobre ellos! (?) Ok, no xD
¡Qué ganas de que siga! Me ha gustado mucho. Como siempre, genial (con extra de picante *-*) :D

Unknown dijo...

Hola, soy Norellia en Corazón de Melón; pero mi nick en internet siempre es Nagisa. Llámame Nagisa ;)

Que bellos! Por dios~! Apenas vi que me pasaste el link de aquí, entré para ver las partes que tuviste que censurar en el foro, pero cuando veo, BOOM! Actualización!! Yo pensaba que ellos dos lo habían hecho en el cine xDD Ahora voy a ver que pasó en realidad en ese baño x///D
Adoré el capítulo. El resto de mis comentarios sobre él los pongo en el foro :3

Vivi Sharohi dijo...

El capítulo ha estado genial..siento no haber comentado antes..pero es culpa del tiempo..y que no me había dado cuenta..XD jajaja
Bueno..Me alegro mucho de que Castiel haya "acojido" tan bien a Nath y al gatito en su casa..por cierto..KAWAIII¡¡¡¡ NyaaaPero esque me he imaginado a castiel con el biberón y el gatito..y casi me desmallo..esque era demasiado mono¡¡¡ Kyaaa..Lo que daría por verlo...deberíamos de intentar hacer un dibujo de ello XD jejje Pero es que ha estado tan mono¡¡ Sería..algo así..como..MONADA TEAM¡¡ XD jajajja
Bueno..juraría que me estaba desangrando mientras leía a Nath y Castiel haciendolo..pero si me hubiese desangrado..creo que ahora mismo soy un fantasma..o un zombie..no se exactamente que soy..pero creo que todavía sigo con vida..XD jajajjaja
NyaaaaQue monada Castiel jugando con el gatito...este va a ser uno de mis nuevos hobbies XD Ver a Castiel y al gatito..juro que este capítulo me lo voy a leer como ...1 millón de veces XD..Esque es..como dice Nath..la posibilidad de vivir jungo a Castiel aumentan cada segundo...ojalá que sea así..aunque..el pobre Nath va a acabar en una silla de ruedas..XD Jajajjaja
Dios..creo que le vamos a tener que regalar a Nath un bastón XD ajajajja..NyaaaaNath-rollito-primavera Es tan mono¡¡¡¡ KyaaaEs super mono¡¡¡ Dios..de verdad..un día de estos me meto en la pantalla para achuchar a Nath¡¡¡ XD jajajja
Bueno..espero con ansias el siguiente capítulo...a ver si consigues el internet pronto XD
SAYONARA¡¡¡¡ XD

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